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Analistas 17/04/2017

Le Pen no es la solución para los problemas de Europa

Foto: New York Times
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No lo son.

He sido un duro crítico del euro y de las políticas de austeridad aplicadas en el área desde 2010. A Francia podría (y debería) estarle yendo mucho mejor que ahora. Pero el tipo de políticas de las que habla el partido de Le Pen, el Frente Popular, la salida unilateral no solo del euro sino de la Unión Europea  afectaría a la economía francesa, no la ayudaría.

Empecemos con el euro. La moneda única fue y es un proyecto fallido, y los países que nunca se unieron como Suecia, Gran Bretaña e Islandia, se han beneficiado de la flexibilidad que conlleva tener monedas independientes. Sin embargo, hay una enorme diferencia entre optar por no unirse desde el principio y salirse una vez que se forma parte. Los costos de transición de reemplazar al euro con una moneda nacional serían enormes: una enorme fuga de capitales causaría una crisis bancaria; se tendría que imponer el control de capitales y los festivos bancarios; los problemas sobre cómo valuar contratos crearían un caos legal, y las empresas sufrirían una disrupción durante un largo periodo temporal de confusión e incertidumbre.

Aun así, pudiera valer la pena soportar estos costos bajo circunstancias extremas, como las que enfrenta Grecia: una economía severamente deprimida que necesita una reducción radical en los costos en relación con sus socios comerciales pudiera encontrar preferible incluso una salida costosa del euro seguida por una devaluación en lugar de años de deflación demoledora.

No obstante, Francia no encaja en esa descripción. El desempeño del empleo francés debería ser mejor, pero no es terrible; los adultos en edad de trabajar tienen más probabilidad de estar empleados que en Estados Unidos. Y desde la creación del euro, los costos laborales franceses más o menos han seguido al promedio de toda el área del euro, por lo que hay pocos motivos para creer que un franco restaurado vaya a (o debiera) experimentar una devaluación grande.

En pocas palabras, la salida de Francia del euro traería todos los costos que Grecia enfrentaría, sin ninguno de los beneficios.

¿Qué hay con respecto a la Unión Europea en general? Hay muchas razones para creer que la pertenencia a la Unión, al hacer que Francia forme parte de un mercado más grande del que podría proveer por cuenta propia, propicia que la industria francesa sea más productiva y ofrece a los ciudadanos franceses una variedad más amplia de productos más baratos de los que de otra forma podrían comprar. Lo siento, pero Francia simplemente no es suficientemente grande para prosperar con políticas económicas nacionalistas que miren hacia adentro. Y dados los beneficios de ser parte de una entidad económica más grande, ser parte de la zona de Schengen  lo cual reduce las fricciones y hace que la integración funcione mejor debería considerarse un privilegio, no una carga.

De ninguna manera estoy diciendo que la Unión Europea esté bien, ni que la política francesa sea espectacular. El consenso europeo a favor de la austeridad fue inmensamente equivocado y destructivo, y Francia ha estado demasiado dispuesta a autoimponerse una austeridad innecesaria. A veces digo que el mal económico más grave que sufre Francia es la hipocondría: una disposición a creerse la propaganda que la ha mostrado como la enferma de Europa durante más de tres décadas, incluso mientras sigue exhibiendo alta productividad y un decente desempeño del empleo.

Sin embargo, el punto es que nada de lo que el Frente Nacional puede ofrecer llevaría a Francia en la dirección correcta. Solo porque Le Pen y críticos como yo seamos escépticos de la política europea no significa que tengamos algo en común.

(Lea también: El malo, el peor y el feo, por Paul Krugman)

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