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Los activos a nivel global gozan de su mejor inicio de año en mucho tiempo. Prácticamente todos acumulan retornos positivos en lo corrido del año, pero uno de los más llamativos es el petróleo. La referencia del mar del norte (Brent) ha repuntado cerca de 40% desde los mínimos alcanzados en navidad y se encuentra cotizando alrededor de los US$70 por barril, precios no vistos desde hace un año. La referencia WTI ha tenido un comportamiento similar.
Existen diferentes razones que explican el reciente repunte en los precios, pero la razón principal es un choque en la oferta de petróleo. El mercado del oro negro se caracteriza por la frecuente colisión de trenes entre la oferta y la demanda -como cualquier mercado- con la diferencia que cerca de 1/3 de la producción mundial de petróleo proviene de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), compuesta por grandes jugadores del mercado como Arabia Saudita.
Aunque es difícil definir bajo una estructura el mercado de petróleo, aún se toman decisiones oligopólicas con el objetivo de influenciar los precios hacia niveles deseados, como el caso de la Opep pues su participación en el mercado es relevante.
En diciembre de 2018 surgió una decisión de este tipo, la Opep+ compuesta por la Opep y sus aliados -entre ellos Rusia-, se comprometieron a reducir en conjunto 1,2 millones de barriles diarios (b/d) en la primera mitad de 2019, y hasta el momento, el pacto se ha dado. No obstante, ha sido en gran medida por Arabia Saudita, el cual ha sobrecumplido su recorte prometido en 261% de acuerdo con cifras conocidas a marzo. Esto quiere decir que en vez de recortar su producción en 322.000 (b/d) según lo acordado, durante marzo lo hizo en 839.000 b/d alcanzando una producción de 9,7 millones b/d, lejos de los 11,3 millones b/d vistos en noviembre del año pasado.
En los acuerdos se mencionaron excepciones de recortes en algunos países. Uno de ellos es Venezuela por la difícil situación económica que afronta el país. Sin embargo, los apagones sufridos y el racionamiento de energía no permiten que la actividad petrolera del país se desempeñe de forma óptima, lo que ha llevado a un colapso total de la producción.
De acuerdo con un informe publicado por Bloomberg, durante los días de apagones que comenzaron el 7 de marzo, la producción de petróleo del país se desplomó a menos de 600.000 b/d, alcanzando una producción promedio por día de 890.000 (b/d) en marzo, similar a la producción de Colombia, que en los primeros tres meses del año alcanzó en promedio 892.000 (b/d). Estos números son sorprendentes, pues la producción de crudo de Venezuela ha caído más de 70% en los últimos 20 años, pero la caída se ha profundizado en el último año. En el corto plazo es difícil ver una recuperación.
Aquí no termina todo… Libia que produce cerca de 3,6% de toda la producción de la Opep se encuentra en medio de una guerra civil, que se ha agudizado con los recientes ataques liderados por el mariscal Jalifa Haftar con el objetivo de tomar el poder y que podrían llegar a afectar la producción de petróleo.
Como consecuencia, parece que los productores de petróleo están sobreajustando la oferta, lo que sería un viento de cola para los precios. Las entidades reconocidas en el sector de energía a nivel global como la EIA de EE.UU y la Opep estiman un déficit en el mercado de petróleo cercano a 400.000 b/d en promedio para 2019, un argumento más para mantener precios elevados.
Al otro lado de la balanza se encuentra EE.UU. El presidente Donald Trump ha sido un fuerte crítico de las políticas de recorte de los países integrantes de la Opep y ha lanzado comentarios directos en los cuales expresa su inconformismo. En semanas anteriores dijo que el mundo es demasiado frágil para enfrentar el aumento de los precios del petróleo e insistió en que el grupo debería “relajarse y calmarse”.
De todos modos, los altos precios han impulsado de nuevo la industria energética en EE.UU, en especial la industria de shale oil (fracking). Las valoraciones de este sector han lucido atractivas en los últimos años y el reciente anuncio de adquisición de Anadarko por parte de Chevron es una señal de ello pues la prima pagada sobre las acciones de Anadarko fue de 37%. El valor total de la transacción asciende a US$33.000 millones. Es posible que este sea el primer paso para que la confianza retorne y estimule más fusiones y adquisiciones en el sector.
Lo cierto es que los choques de oferta que han impulsado los precios no son eternos, pero sí difíciles de que se disipen en el corto plazo y podrían continuar soportando e impulsando precios altos. Posiblemente permanecerán así al menos hasta junio, mes en el que se reúne de nuevo la Opep+ para evaluar su acuerdo y podría reabrir los grifos para desincentivar la producción de shale oil de EE.UU. La segunda mitad del año puede ser diferente, pero por el momento, lo mejor es permanecer sentado pues la montaña rusa de los precios del petróleo continúa.
Con colaboración de Diego Agudelo López