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Analistas 14/08/2021

¿Universidad, dónde estás?

P. Harold Castilla Devoz
Rector General de Uniminuto

La pandemia ha cambiado fundamentalmente el mundo, incluida la educación superior. Nuevas innovaciones y profundos cambios en la educación superior en medio de una sociedad compleja se han despertado y concretado en propuestas como por ejemplo, aquellas presentadas y reflexionadas a finales del mes de julio, por los presidentes de universidades (430 líderes de la educación superior de más de 40 países de los cinco continentes; también más de 80 expertos) en el marco de la XIX Conferencia Trienal de la IAUP, titulada “Innovación e Inclusión: prioridades clave para educación superior en un mundo post pandemia”.

En medio de las deliberaciones, resulta evidente la gran variabilidad de las inquietudes a la hora de confirmar cuál es la nueva manera de ser de las Instituciones de Educación Superior (IES) en un sentido holístico. Fueron muchas las preguntas dirigidas a las IES, pero como diría el Dr. Francisco Marmolejo (experto en educación superior; director ejecutivo de la Fundación Qatar) en este encuentro, ¿Universidad, dónde estás?: ¿Estás esperando a que la tormenta pase? ¿Estás tratando de emular lo que otros están haciendo? ¿O estás involucrada en tratar de abordar soluciones innovadoras? Se trata indudablemente de encontrar respuestas nuevas y proactivas en medio de la incertidumbre y complejidad de la realidad como oportunidades de un futuro mucho más prometedor.

Al repasar algunas de las intervenciones de este encuentro veo que las preguntas siguen siendo las mismas que nos venimos formulando desde hace años como parte de este entramado de reflexiones en torno a la educación superior, pero esta vez con el deseo de encontrar las respuestas clave a factores como la innovación educativa y la incorporación de la tecnología en ella, la acreditación y la garantía de calidad, la internacionalización, la inclusión, el liderazgo y la gobernanza, que se habían acelerado con las consecuencias e impactos de la pandemia y que configuran un nuevo paradigma para la misionalidad de las IES.

De manera particular, podemos destacar el paso a un mundo más virtual, y el aprendizaje en línea, que venía avanzando hace una década, se aceleró. Las reacciones fueron múltiples por parte de la IES, una forzadas a adoptarlo, otras se resistieron, pero al final, por supervivencia o por convicción, gradualmente se movieron hacia la educación remota apoyada por la tecnología.

El aprendizaje en línea pasó a ser parte de la propuesta educativa que incluye servicios y procesos clave para una experiencia significativa de los estudiantes. Esta experiencia transita por rutas flexibles, fluidas y adaptables, empoderando a los estudiantes en la elección, por ejemplo, de la modalidad que más se ajuste a sus necesidades y a su senda formativa: hoy, en línea, mañana, en el campus, y pasado mañana, será híbrido. Pero también es una oportunidad para que tracen sus trayectorias educativas, con ofertas de nanocursos o microcredenciales que les habilitan en competencias concretas para enfrentar los retos del mercado laboral, y de la vida en general.

Frente a esto último, las generaciones de hoy buscan formarse en menos tiempo, y en alineación con el desarrollo de habilidades y competencias de alta demanda, conectadas con el mundo del empleo y/o del emprendimiento. Entre otras, estas tendencias, acentuadas con la crisis, son un llamado de atención para la educación superior. Las IES debemos aprender “a aprender, y a desaprender”, de lo contrario será un desperdicio de oportunidades en un momento histórico de la humanidad. Necesitamos reinventar nuestras IES para convertirnos en organizaciones con respuestas más oportunas, flexibles, equitativas e inclusivas.

Es por ello, que las IES necesitan libertad y espacio para avanzar, sin restricciones por políticas y procedimientos obsoletos. Ha habido una reinspiración de creatividad en los campus durante el transcurso de la pandemia. Se ha superado la tragedia, y la IES siguen vivas para entregar sus
servicios educativos. Lo imposible se ha convertido en el imperativo. Si podemos mantener ese espíritu en marcha, tendremos instituciones muy diferentes, mejores y más fuertes.

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