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Analistas 19/04/2023

¿Pólvora en gallinazos?

Maritza Aristizábal Quintero
Editora Estado y Sociedad Noticias RCN

¿Vale la pena o no un esfuerzo como el que está haciendo el Gobierno colombiano para encontrar una salida a la crisis en Venezuela? Es que hasta el momento las conversaciones entre el régimen de Nicolás Maduro y la debilitada oposición del país han sido más que estériles. Maduro, a quien no le cabe otro calificativo que dictador, ha mantenido una fachada de diálogo para, en realidad, utilizar estas conversaciones como una táctica dilatoria y mantenerse en el poder sin hacer concesiones reales.

La oposición venezolana, por su parte, ha enfrentado numerosos desafíos en su intento por hacer frente al régimen, sin embargo la falta de unidad y de liderazgo y la represión constante por parte del Gobierno han debilitado su capacidad para organizarse y presentar un frente unido. Todo es un círculo decadente: Maduro no está dispuesto a ceder el poder y la oposición no tiene la capacidad de presionar lo suficiente para lograr un cambio significativo.

Mejor dicho, no hay cómo y no hay con quién. Venezuela se quedó sin líderes. Lo primero fue el desgaste del gobierno interino de Juan Guaidó. Aquello que en un principio fue un rayo de esperanza se diluyó en más de lo mismo: pujas internas de la oposición y represión del régimen. A pesar de contar con un amplio respaldo internacional, Guaidó no ha logrado materializar la transición política en Venezuela, lo que ha derivado en desilusión, frustración y la pérdida de impulso en la comunidad internacional que ya no encuentra opciones.

No hay un camino, ni hay un alguien. Otras figuras que en su momento fueron consideradas posibles líderes, como Leopoldo López, Enrique Capriles y María Corina Machado, también perdieron protagonismo, cedieron a la presión del régimen, están ocultos, presos, en el exilio o ahogados en la sombra de su ego.

Ahora la otra paradoja: las sanciones impuestas por la comunidad internacional a Venezuela. Si bien algunas voces argumentan que estas medidas no han logrado su objetivo y generan sufrimiento económico a la población, otros sostienen que levantarlas podría ser interpretado como una señal de debilidad y permitiría a Maduro profundizar las violaciones a los derechos humanos sin consecuencias.

La realidad es que las sanciones por sí solas no han logrado nada. El régimen de Maduro, en cambio, las ha utilizado como excusa para justificar la crisis económica y social.

La situación en Venezuela es cada vez más desesperada. La economía está en ruinas, la escasez de alimentos y medicinas es alarmante, y millones de venezolanos han huido del país en busca de una vida mejor. La crisis humanitaria es evidente y las soluciones políticas parecen estar cada vez más lejos. En este contexto, parece que Venezuela está condenada a seguir sufriendo bajo el régimen de Maduro. Mientras tanto, la comunidad internacional enfrenta el dilema de cómo abordar la situación.

En este contexto, la mediación que intenta hacer el gobierno colombiano solo parece una peligrosa pérdida de tiempo ¡Hay que leer las señales! No hay garantías de que estas conversaciones lleven a un cambio real. Además, Maduro ha demostrado que no tiene ningún interés mas allá de mantenerse en el poder.

Colombiano no ganará nada, Venezuela no ganará nada, este simplemente será un esfuerzo a pérdidas.

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