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Analistas 27/02/2017

ETB, ¿seguir intentando?

Marc Eichmann
Profesor MBA Universidad de los Andes
Analista LR
La República Más
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Este martes tendrá lugar el primer cabildo abierto por la revocatoria de Enrique Peñalosa. Seguramente, uno de los temas que impulsarán los detractores del Alcalde, en muchos casos seguidores del exalcalde Petro, será la venta de la ETB.

La administración de la empresa está realizando, de la mano de JP Morgan, los esfuerzos para adelantar su venta, con el fin de proteger el patrimonio público del desgaste en una industria que ha entrado en barrena. Sus administradores están trasnochando para preparar las presentaciones para el mencionado evento y no es para menos: este tipo de transacciones se complican más fácilmente por el lado político que por el lado técnico o financiero.

En 2016, la ETB va a tener pérdidas significativas cercanas a $200.000 millones. En gran parte, se debe a la altísima inversión realizada durante la administración Petro, que en tres años compró activos por más de $2,3 billones que, gracias a manejos contables, no generaron depreciaciones mientras el exalcalde estuvo en el poder. Estas inversiones en fibra óptica, telefonía celular y televisión por internet generan más de $270.000 millones nuevos en depreciaciones e intereses, y, por su ineficacia, no están generando caja adicional suficiente.

Internamente, la ETB aún no ha abordado sus grandes problemas. La onerosísima convención colectiva, que viene desangrando el patrimonio de los bogotanos para entregárselo a unos cuantos trabajadores privilegiados, no ha sido renegociada. Sin embargo, como en muchas transacciones de fusiones y adquisiciones, el factor de éxito principal de la pretendida transacción está más en el apetito que existe en el mercado que en el esfuerzo de la administración. Y el sector de comunicaciones anda mal, muy mal. 

Telefónica Movistar, donde el Estado tiene una participación de 30%, tenía deudas de más de $4 billones a septiembre de 2016 y obligaciones por la misma cifra con los pensionados de Telecom.  Sus pérdidas acumuladas en nueve meses fueron superiores a $400.000 millones y su patrimonio negativo la pone en causal de liquidación. Para poder participar en el proceso de compra de la ETB, la española requiere de una capitalización conjunta con el Estado colombiano, que no tiene ningún sentido dados los resultados de la empresa y la precaria situación fiscal de la Nación.

UNE Tigo, por su lado, tiene sus propias complicaciones. El abandono de la política de atención al cliente y el incremento de tarifas realizado desde su fusión ha incrementado significativamente su deserción de clientes. Su disponibilidad limitada de dinero, en parte por lo que terminó siendo una expropiación regulatoria injusta y traicionera del espectro de 2500 MHz que pertenecía a UNE, no le está permitiendo ni siquiera hacerse al espectro en bandas bajas que necesita su operación celular. Es dudoso que esta empresa pueda participar en una eventual venta que genere recursos significativos al Distrito.

Otros compradores potenciales, como América Móvil, tienen el dinero necesario, pero se enfrentarían a la oposición de Telefónica y UNE Tigo en el regulador para la aprobación de una eventual transacción. Como en la transacción de UNE Tigo, no se puede contar con el interés de otros compradores internacionales que tienen pocas sinergias en una probable compra.  Dado este entorno, es hora de que el Alcalde Mayor revise si tiene sentido proseguir con el desgaste que implica un intento de venta de la ETB.

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