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Analistas 08/05/2024

El reventón

La palabra es de mexicanos y la usan para describir una gran fiesta. Como en “vámonos de reventón” hasta la madrugada. Pero también se puede entender como un desmadre. La palabra denota exceso, abuso, decadencia, deterioro.

Y aquí el gobierno de Petro se reventó. Había empezado para algunos como una celebración. Decía ser el primer gobierno de izquierda en la historia Colombia (falso) y prometía liberar a la población colombiana de doscientos años de esclavitud. Al principio algunas voces moderadas lo acompañaron con las mejores intenciones. Aspiraban a controlar la explosión volcánica. Otros pelecharon del poder, como lo han hecho desde tiempos inmemoriales, incluyendo a los idiota-utilistas que nos insisten en que hay que llegar a acuerdos con Petro para que el niño malcriado no nos bote la papilla en la cara.

Gran equivocación. La genética de este gobierno es la desmesura. Iba a acabar haciendo lo que está haciendo. Se sabía de las toneladas de mermelada que se estaba repartiendo desde la Casa de Nariño para impulsar la agenda legislativa del petrismo. Les tocaba, supongo. Las iniciativas, que intentaban vender como de progresismo salvador, no eran sino manotazos de estatismo rapaz. Ninguna resuelve los problemas y en muchos casos los agrava.

Su aprobación a los trancazos requería, básicamente, de una operación masiva de cooptación al Congreso. Lo que nadie calculó era hasta dónde serían capaces de llegar. Ya no era solo cuestión de repartir puestos, sino de entregar bolsas de dinero en efectivo extraídas ilegalmente de los recursos destinados a aliviar la sequía de las rancherías guajiras. Todo esto mientras el presidente bañaba a esas mismas comunidades de retórica barata alusiva al agua y a la vida. Hipocresía pura.

La palabra reventón también significa acto de finalidad, como en “esto se reventó”. Por ejemplo, Sneyder se reventó y pronto lo hará Olmedo. ¿Qué se viene después? Incertidumbre, sin duda alguna. Las reformas del gobierno deben recibir su correspondiente entierro de quinta. Están todas entecadas por ilegitimidad.

Un gobierno reventado, como este, es particularmente peligroso. Petro intentará darle la vuelta a la situación alegando que todo fue a sus espaldas. Como cinismo no le falta, dirá que todo es culpa de la clase política que se infiltró en su gobierno. Esto le servirá para justificar su constituyente argumentando que es víctima de un bloqueo extorsivo por parte de los poderes que han capturado al estado. Los gobiernos autoritarios, desde Stalin hasta Maduro, son expertos en manufacturar juicios donde crucifican a los chivos expiatorios mientras se absuelven a los verdaderos culpables.

Esto no se puede permitir. La señora fiscal general, veterana de investigaciones igualitas en la Cicig, debe proceder con el mismo encono que demostró en Guatemala. Que caiga el que vaya a caer, así sean, como parece, los alfiles más cercanos al presidente. Y el congreso, si tiene algún decoro, debe activar su comisión de acusaciones para fijar las últimas responsabilidades en este escándalo.

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