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En la Florencia corrupta y políticamente decadente que desnudó Niccolo Machiavelli hacia 1513 en El Príncipe, supimos que Gustave Petro Francisco, cittadino italiano della comunale di Conza della Campania, provocó un bochornoso episodio de desmanes y desenfrenos celebrando su elección como presidente de la República de Colombia en 2022. Explayó con toda su fuerza la antítesis de la Virtù e Fortuna, base de la filosofía maquiaveliana razonada sobre la armonía entre la voluntad y las circunstancias, y también exhibió un comportamiento inmoral que se conoce como maquiavélico. El maquiavelismo es una filosofía histórica que explica la naturaleza del hombre a partir del estudio de los príncipes -princeps-, como llamaron desde la Roma de Octavio Augusto al primer ciudadano y principal hombre de virtud, o sea, el que privilegia los intereses colectivos sobre los particulares, como ejemplificó para Maquiavelo el filósofo emperador Marco Aurelio. Según Marcos Jaén, “La virtud de Maquiavelo es un conjunto de cualidades que le permite al hombre estar a la altura de las circunstancias cambiantes. Entonces, cuando el príncipe aprovecha la ocasión, establece el puente con la fortuna que facilita el éxito”. Ciertamente, indica Maquiavelo, “si uno se conduce con moderación y paciencia, los tiempos y las cosas giran de modo que su gobierno sea bueno”. En cuanto al término maquiavélico, se usa como referencia a un comportamiento que no repara en la moral ni en la ley, usando la falsedad y el engaño para alcanzar sus objetivos. La frase “el fin justifica los medios” se erigió como su máxima, pero no se encuentra en los escritos de Maquiavelo, y se suele atribuir a un apunte de Napoleón en su copia de El Príncipe.
Nicolás Maquiavelo expone las pasiones inconfesables y revela el cinismo moral del príncipe que logra mantenerse en el poder. “Si un príncipe quiere conservar el Estado, a menudo se ve obligado a no ser bueno” “y tener gran habilidad para fingir y disimular”, así como “saber entrar en el mal, cuando hay necesidad”. El príncipe “no debe creer que va a poder tomar decisiones seguras, sino al contrario: todas las que tome serán dudosas”. Por tanto, deberá rodearse bien. “Si se trata de personas competentes, se le tendrá por sabio y prudente. En caso contrario, su juicio será puesto en duda”. Así que un príncipe, lleno de personas aduladoras, no encontrará asesores capaces de decirle la verdad y darle buen consejo. Advierte nuestro pensador florentino que un príncipe sabio y virtuoso “debe animar a sus ciudadanos a ejercer pacíficamente su profesión … y hacer que este no tema engrandecer sus posesiones por temor de que le sean quitadas, y aquél no tema abrir un comercio por miedo a los impuestos”. Sin embargo, “un príncipe no puede guardar fidelidad a la palabra dada” y deberá “hacer todas aquellas cosas que se pueden hacer para conseguir dinero. Esto empezará a hacerle odioso a sus súbditos, y al empobrecerles perderá la estimación de todos”. Entonces, explica Maquiavelo que “la mejor fortaleza que existe es no ser odiado por el pueblo” y que “es mucho más seguro ser temido primero que amado”. Es así como “un príncipe sabio debe, cuando tenga ocasión, alimentar con astucia cualquier enemistad, a fin de que, reprimiéndola, aumente su propia grandeza”, ya que en la política la traición y venganza son inevitables, y que el poder se conserva por el favor de los conciudadanos o por “acciones criminales y contrarias a toda ley humana y divina”.
El maquiavelismo nos da la pauta para entender no solo el engaño y rapacidad detrás del Decreto 0572 de 2025 que oculta una reforma tributaria para recaudar dinero por cualquier medio, afectando la dinámica de la ya maltrecha economía, como explicó magistralmente Juan Pablo Herrera, decano de Economía del Externado en su columna en La República. También la desmedida obsesión por convocar a reiteradas marchas, y claro, por la consulta popular que, con un gasto fiscal enorme, busca desesperadamente medir el amor del pueblo. Desconociendo la separación de poderes, el maquiavelismo nos explica por qué ocurren actos como el de agitar la bandera de guerra y muerte convocando protestas masivas. También explica la necesidad de identificar quién es o no fiel al Príncipe, con advertencias como: “Ministro que no firme de inmediato, se va”, sin importar los riesgos, como el que indicó el senador con la mayor votación del país en 2022 cuando advirtió: “Ministro que firme el decreto convocando a la consulta popular, lo demandaré por prevaricato”.
Luego, caos y silencio…
Sin libertad monetaria, no hay integración financiera ni crecimiento posible, no tener mercado bursátil eficiente hace mucho daño
Se llama separación e independencia de los poderes públicos. Así funciona la democracia, requisito de una sociedad en paz