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En Colombia, la conversación ambiental en infraestructura suele centrarse en compensaciones, medidas de manejo y requisitos de licenciamiento. Son herramientas importantes, pero hasta ahí llega el debate. La discusión específica sobre carbono -cómo medirlo, presupuestarlo, gestionarlo y reducirlo dentro de los proyectos- simplemente no existe. Mientras tanto, en Europa, Asia, Oceanía y buena parte de Norteamérica, la gestión del carbono dejó de ser un accesorio ambiental para convertirse en un recurso crítico del proyecto, administrado con la misma rigurosidad que el costo, el plazo y la calidad.
Ese salto conceptual se consolidó recientemente con el lanzamiento de la FIDIC Carbon Management Guide y la nueva Carbon Emissions Management Guidance, presentadas en la Conferencia Internacional de Usuarios de Contratos FIDIC en Londres. Estos documentos -que pueden consultarse en la página web de FIDIC- ofrecen un marco estandarizado para medir, gestionar y controlar las emisiones de gases de efecto invernadero en proyectos de infraestructura desde su concepción hasta la entrega del activo.
FIDIC, la federación internacional de ingenieros consultores, reconoce que el sector es responsable de un porcentaje significativo de las emisiones mundiales y que, si no se transforma el modo de contratar y ejecutar obras, la descarbonización global será inalcanzable. Su respuesta es crear una metodología clara, verificable y aplicable por empleadores, financiadores, consultores y contratistas en cualquier país.
La Carbon Management Guide establece principios, procesos y un instrumento clave: el Carbon Balance Sheet, un balance de emisiones que permite al empleador registrar, controlar y comparar los presupuestos de carbono propuestos por cada contratista y las emisiones reales registradas a lo largo del ciclo de vida del proyecto. Es, en esencia, un sistema de control equivalente al que se usa para administrar el presupuesto financiero, pero aplicado a las toneladas de CO₂ equivalente.
A este marco estratégico se suma la CEM Guidance, que incorpora cláusulas específicas para los contratos FIDIC. Estas cláusulas establecen cómo medir, reportar, verificar y gestionar las emisiones dentro de cada contrato. La gestión del carbono deja de ser voluntaria o declarativa y entra al centro de la relación contractual.
El concepto central es el Carbon Emissions Budget (CE Budget). A partir de ahora, en contratos adaptados a estas guías, el contratista ya no presenta solo un precio: presenta también un presupuesto de emisiones. Es decir, declara cuántas toneladas de CO₂ equivalente generará para cumplir el contrato. Ese CE Budget se evalúa y puntúa, igual que el precio y la oferta técnica. Además, se vuelve exigible: Si el contratista emite más de lo presupuestado, paga CE Damages. Si emite menos, recibe CE Incentives.
Esta lógica convierte el carbono en un factor competitivo y empuja a las empresas a innovar, invertir y optimizar sus métodos constructivos, su logística y su cadena de suministro. El contratista se vuelve responsable de su propia huella y, al mismo tiempo, obtiene beneficios si supera su compromiso.
Los financiadores multilaterales también avanzan: el BID, la IFC y la banca europea exigen medición y reporte de emisiones. El mercado global ya premia -y financiará preferentemente- proyectos que demuestren una trayectoria clara hacia la descarbonización.
¿Por qué esto importa para Colombia? Porque introduce un lenguaje global que tarde o temprano será un requisito para acceder a financiamiento; porque obliga a las entidades públicas a modernizar sus pliegos y a evaluar a los contratistas con nuevas métricas; porque presiona a los constructores a adoptar tecnologías, maquinaria y métodos más limpios; porque exige a los consultores pensar en el carbono desde el diseño y con visión de ciclo de vida; y porque permite -por fin- pasar del discurso ambiental a la gestión contractual verificable.
Colombia debe empezar por lo básico: adoptar metodologías de medición, formar talento, introducir criterios de carbono en la contratación, y alinear a empleadores, financiadores, consultores y contratistas con las mejores prácticas internacionales.
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