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Analistas 10/04/2014

El efecto Mateo

Jorge Iván González
Profesor de U. Nacional y Externado
La República Más
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El texto bíblico dice: “porque al que tiene se le dará más y tendrá en abundancia, pero al que no tiene, se le quitará aun lo que tiene” (Mateo 13, 11-13). El efecto Mateo ha sido asociado a procesos endógenos que van adquiriendo dinámicas exponenciales. Es una forma de describir aquellos fenómenos que se van auto-multiplicando. La teoría del caos se ha acercado a la comprensión de estas dinámicas. El foro urbano mundial que se celebra en Medellín ha sido la oportunidad para pensar la aglomeración como la expresión espacial del llamado “efecto Mateo”.

La aglomeración desencadena procesos endógenos que se retroalimentan. Desde finales del siglo XX, en los Principios de Economía Marshall describe las características de las economías de aglomeración y analiza “las economías externas que resultan de la organización colectiva de los distritos”. El autor muestra que las vecindades tienen la capacidad de convertir los rendimientos decrecientes en rendimientos crecientes. Las ciudades tienen una especie de magia. Las personas que compiten se juntan porque perciben que la vecindad los favorece a todos. Este potencial de las ciudades puede conducir a dinámicas virtuosas, pero también está en capacidad de desencadenar procesos endógenos perversos.

Un Hábitat ha mostrado que, por ahora, la metrópoli ofrece mejores condiciones de vida que el campo y que las pequeñas ciudades. La aglomeración atrae porque las personas sienten que los beneficios son superiores a los costos. En general, el mayor tamaño de las ciudades está asociado a un ingreso per cápita más elevado. Las personas van a las ciudades porque están convencidas que su bienestar mejora. En las condiciones actuales del país, no hay duda que la ciudad ofrece condiciones de vida superiores a las del campo. Las fuerzas endógenas desencadenadas por las ciudades se refleja en una creciente brecha social y económica entre las 13 áreas metropolitanas y el área rural.

Naciones Unidas prende las alarmas sobre lo que pueda suceder en el futuro con las grandes aglomeraciones. El panorama es incierto. Las ventajas que hoy ofrecen las ciudades no son eternas. El proceso puede ser reversible. Era impensable hace 30 años que una ciudad como Detroit fuera a entrar en el proceso de decadencia en el que hoy se encuentra. El futuro de las grandes ciudades latinoamericanas y asiáticas es totalmente impredecible.

Puesto que la mayoría de los seres humanos vivirán en ciudades es necesario abordar tres retos inmediatos. El primero es la sostenibilidad ambiental. Y, entonces, es necesario avanzar en la comprensión de las relaciones entre las ciudades y sus regiones. La ciudad es inconcebible por fuera de su entorno espacial. El segundo es aprender a compartir el espacio urbano y las rentas derivadas de las economías de aglomeración. Y el tercero es estudiar las ciudades y las características de los rendimientos crecientes. En las facultades de economía del país no se investigan de manera sistemática los fenómenos asociados a  la geografía y a la aglomeración. Se continúa insistiendo en que la función de producción tiene rendimientos decrecientes, desconociendo la relevancia de las “economías externas”, de las que hablaba Marshall. Para Krugman la ausencia de la geografía en los estudios de economía se explica porque no se quiere renunciar a la comodidad de los modelos de equilibrio que llevan a la convergencia. Se le huye a la comprensión de las implicaciones del efecto Mateo porque el desequilibrio pone en evidencia nuestro profundo desconocimiento. Y esta sensación da vértigo.

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