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Analistas 04/06/2015

De los falsos testigos a las falsas víctimas (segunda parte)

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Hace tres semanas en este mismo espacio, desarrollábamos el tema de las falsas víctimas, y la forma como se ha vuelto un grave problema de nuestro sistema de justicia, el tener que convivir con esa realidad.(ver columna). Ante el recurrente fenómeno de recibir denuncias y versiones en el mismo sentido, jamás imaginé que el problema fuera tan amplio y con tantos detalles de letra menuda. Señalaba en ese momento que existen diferentes modelos y casos en donde se configura la presencia de una o varias falsas víctimas que entorpecen y sesgan los procesos judiciales hasta colapsar el aparato del Estado.

Uno de los temas analizados fue el de la restitución de tierras, muy importante para el Gobierno en este extenso proceso de paz que ya casi va a completar los mismos días que tuvo el proceso fallido de San Vicente del Caguán. El Gobierno ha apostado las cartas en Ricardo Sabogal, director de la Unidad de Restitución de Tierras, un cargo nada fácil y lleno de presiones políticas. Sabogal ha sido duro en medios las últimas dos semanas. Dijo textualmente: “Para los inescrupulosos que intentan obtener beneficio de esta ley no nos temblará la mano para que las autoridades judiciales los pongan tras las rejas”.

El Fiscal (e) Jorge Fernando Perdomo ha mostrado resultados en combatir el flagelo, y descubrió que por medio de documentos falsos o alterados intentaban las reclamaciones de tierras en los departamentos de Antioquia, Cesar, Santander y Norte de Santander. La banda que desmantelaron contaba con 16 personas que deben enfrentar cargos por supuesto fraude procesal, falso testimonio, concierto para delinquir, despojo de tierras y usurpación de bienes, que los podría llevar a la cárcel por hasta 12 años. En otros procesos se han capturados criminales del mismo tipo. En total las autoridades hablan de 120 integrantes de diferentes bandas dedicadas a tumbar al Estado. Se aprovechan muchas veces del bajo nivel de información en nuestros registros a nivel de diferentes entidades estatales. Ante la informalidad el crimen actúa más rápido y de manera rampante.

Los “duros” de una de las bandas son Luis Eduardo Úsuga Salas, Óscar Iván Jiménez Reyes y Álvaro Meza Cadavid, todos al parecer “empresarios“ del departamento de Antioquia. En otras regiones también hay “vivos” ya organizando la documentación falsa, y a veces a punta de intimidaciones y presiones a la población civil, consiguen campesinos que reclaman y luego “ceden” o son “sustituidos” en el proceso de reclamación al estado. Las fuentes de Fiscalía y de la Unidad de Sabogal indican que habría presencia de esta modalidad de delito en el Catatumbo zona altamente sensible en el proceso de paz. Se identificaron posibles falsos reclamantes también en una zona donde históricamente siempre se ha tenido presencia guerrillera: el sur de Tolima. Otros puntos álgidos se encuentran en el  sur del departamento del  Meta y un caso especial que requiere un análisis aparte en los Montes de María. Solamente en esa zona desde 2011 se han detectado más de  1.500 irregularidades en tenencia de tierras. En su momento el Ministerio de Agricultura,  Incoder y Superintendencia de Notariado y Registro denunciaron transferencias sospechosas que superaban las 40.000 hectáreas.

Lo grave es que en algunos casos las tierras que en su momento fueron arrebatadas a sus legítimos dueños, muchos campesinos, ahora están en manos equivocadas y con un potencial de obstrucción al proceso de reinserción y reparación de víctimas incalculable. Sumado a esto, en aquellas tierras productivas, en donde se han hecho inversiones de infraestructura o maquinaria hay un flujo de caja que genera el activo sobre la tierra. Una cosa es la valorización en el largo plazo del suelo, otra bien diferente que sobre ese suelo haya una productividad que genera ingresos. Esa parte no hay sido ni siquiera estimada. No vaya a ser que los falsos reclamantes vayan por esas cifras también. Ya imagino en las demandas la palabra “lucro cesante”.

Ñapa: Vergonzoso que el gobierno siga insistiendo en subir el precio de la gasolina cuando el barril de petróleo se encuentra en la mitad de lo que costaba el año pasado. No hay que burlarse de la inteligencia de la gente. El cuento de la fórmula es pura falta de voluntad política.
 

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