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Analistas 13/08/2016

Yahoo: crónica de una muerte anunciada

Javier Villamizar
Managing Director
La República Más
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Luego de meses de rumores y de intentos fallidos de rescate, hace unos días se anunció el final de la lentísima agonía por la cual transitaba la compañía Yahoo. Quien fuera una de las empresas pioneras en la masificación del internet, gracias a su buscador y a su servicio de correo electrónico, ha sido vendida por US$4.830 millones a Verizon, uno de los operadores de telecomunicaciones más grandes del mundo. Es así como Yahoo en cuestión de meses, luego de que los necesarios y algunas veces demorados procesos de aprobación regulatorios anti-monopolio se finalicen, se unirá, en la opinión de muchos, en el descanso eterno, a AOL, otro famoso “zombie” de la industria.

 La venta es importante para la industria así como para los empleados de la empresa, quienes han pasado muchos meses de incertidumbre al ver, que quien en su momento fuera uno de los mayores gigantes tecnológicos y digitales de todo el mundo, ha pasado sus últimos días en medio de un proceso de subasta donde el interés de los posibles compradores es puramente económico debido más al bajísimo precio que a la calidad o el alcance de sus servicios.

 La historia de Yahoo, es trágica en el mundo de la tecnología y siempre será un caso de estudio en escuelas de negocios,  particularmente por el hecho de que en los últimos años, y luego de varios cambios en su cúpula directiva, se ha convertido en la empresa con más servicios del mundo, pero sin lograr un éxito contundente en ninguno de ellos. Es triste aceptar que un pionero de una industria por donde pasaron mentes brillantes del calibre de las que hoy son parte de Google, Facebook o Amazon, hoy en día no es líder en ninguno de los sectores en los que está presente.

 La cadena de errores y desaciertos de las directivas de la compañía llenarán cientos de libros y servirán como tema de muchos discursos y conferencias. Desde la fallida posible adquisición de Google en 2002, cuando Yahoo no quiso pagar US$5 millones americanos por la empresa de Larry Page y Sergei Brin. Quienes años más tarde adquirieron DoubleClick, la empresa de gestión de publicidad que hizo que su buscador (que ya era mucho mejor que Yahoo) destruyera el negocio de publicidad de Yahoo.

 Pero posiblemente el error de visión más grande tanto de la junta directiva como del cuerpo ejecutivo, fue como en muchos de estos casos una cuestión de orgullo. En 2008, cuando ya Google llevaba la delantera en búsquedas y publicidad en línea y Microsoft veía un panorama oscuro en su estrategia de monetizar el internet, el entonces CEO de la compañía de Redmond, Steve Ballmer ofreció la astronómica cifra de US$44.600 millones, una cantidad que superaba, de lejos, cualquier estimación objetiva del valor de Yahoo. Un año más tarde, sin explicación alguna, Yahoo firmó un acuerdo de cooperación con Microsoft donde le regaló los activos por los que hubiera podido recaudar casi US$50 billones para sus accionistas un año atrás.

 En Sillicon Valley, hay un cementerio lleno de compañías donde Yahoo trató de apostar su futuro y abarca todos los segmentos del negocio del internet donde otros han sido inmensamente exitosos. El emblemático servicio de correo electrónico de la empresa está muy por detrás de sus competidores Google y Microsoft en términos de usuarios, el portal de fotos Flickr que hubiera podido ser un competidor digno de Facebook nunca alcanzó una masa crítica suficiente y el público lo relegó a un lugar para almacenar fotos de manera gratuita.

 La compra por parte de Verizon es básicamente una medida desesperada, una venta de garaje a un comprador que tiene reputación en la industria de sobrevalorar las propiedades que está comprando. Yahoo como marca desaparecerá paulatinamente gracias a una pésima gestión corporativa y a su completa incapacidad de adaptarse a la internet de este siglo. 

Yahoo, pasará a los anales de la historia, como esa compañía que permitió a muchos hacer mucho dinero comprando compañías para luego dejarlas morir de manera increíble.

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