Revisar desde la operación

La energía de la empresa se ordena para cumplir los compromisos derivados de su gestión comercial, mediante una operación eficiente. La tarea conlleva varios horizontes: hay que entregar productos o servicios según el caso. Para ello hay que producirlos, lo cual requiere, a su vez, disponer de personas, insumos, equipos y servicios de terceros.

Coordinar recursos en la operación industrial es tarea compleja. Exige control de inventarios de materias primas e insumos complementarios, para asegurar el suministro sin incurrir en costos financieros innecesarios por compras excesivas. Requiere evaluación de personas en cada puesto en las cadenas que conforman la tarea, capacitación permanente para refrescar el conocimiento aplicado y complementarlo con el requerido por cambios en equipos o en prácticas operativas, y liderazgo para impulsar la identificación de oportunidades para innovar y volverlas realidad. Precisa mantenimiento del capital fijo, con pronóstico de carácter preventivo, y capacidad para responder a lo imprevisto.

La operación comercial y la de servicios son menos complejas desde la perspectiva de aprovechar la materia y la energía para transformar el mundo, pero tienen aristas similares y algunas diferentes, muy interesantes.

El comercio requiere identificar diversas formas de atender necesidades según la evolución de los precios al consumidor de los productos locales comparada con la de otros sistemas económicos y la dinámica de la tasa de cambio.

Los servicios profesionales deben, por su parte, identificar formas de mejorar la tarea para obtener el mismo o mejor resultado con menos costos. Siempre hay algún competidor haciendo la tarea.

La operación debe responder a estrategias en las que se involucran objetivos y restricciones comerciales y de eficacia en cadenas de valor. En función de las estrategias se arman planes, a partir de los cuales se diseñan e implantan procesos, de los cuales se desprende la definición de estructura.

En buena medida, la gestión de la operación exige adivinar para dónde va el mundo y anticipar transformaciones sociales. La humanidad ha vivido grandes transformaciones en el último cuarto de milenio, desde comienzos de la revolución industrial, con el uso eficiente de la máquina de vapor, la electricidad, la producción en línea, los computadores, y ahora viene la programación de la vida humana desde las máquinas.

La llamada inteligencia artificial tiene implicaciones prácticas aún no reconocidas, pero no por ello menos importantes. Conlleva enormes consumos de energía para acceder a información, utilizarla y establecer en la práctica nuevos rumbos de manera sistemática según se detecten cambios en el entorno o se modifiquen criterios de selección. Además, puede acercar más a la humanidad a la libertad, pero también a la subordinación dramática. Estamos frente a retos colosales, que es preciso conocer, porque cambiarán todos los procesos de producción y distribución de bienes y servicios. La operación será respuesta a la programación de la programación de la programación…y no es claro que estemos preparados.

El primer paso necesario es mejorar en forma significativa lo existente dentro de los procesos tradicionales, con orientación a control integral de la gestión. En paralelo, será necesario estudiar, estudiar y estudiar, para enfrentar con éxito lo incierto. No debemos cejar en el empeño.