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Analistas 28/03/2024

Inversión y crecimiento

Gustavo Moreno Montalvo
Consultor independiente

El ingreso se puede definir como el producto nacional bruto: la suma del valor del consumo, la inversión, los gastos de gobierno y el resultado neto de la balanza comercial. La inversión es el esfuerzo económico para aumentar la capacidad de producción y distribución de bienes y servicios. En el proceso genera ingreso para quienes proveen insumos y trabajan en la tarea, de lo cual se deriva consumo.

La principal consecuencia de la inversión del presente es su incidencia en el ingreso futuro. La operación de la nueva capacidad instalada significa empleo directo o indirecto y otros gastos con efecto multiplicador en el consumo.

Así, si la inversión con propósito de lucro es acertada la productividad aumentará, sea porque los costos de proveer el bien o servicio se reduzcan, porque haya nueva oferta de unos u otros al mercado nacional, o porque aumenten las exportaciones. Esta última posibilidad puede ser detonador de crecimiento rápido y sostenido si se cumplen ciertas condiciones: instituciones públicas eficaces, reglas económicas que induzcan usos más eficientes de recursos escasos, y aprovechamiento de ventajas competitivas naturales o adquiridas.

Los analistas han expresado preocupación por la caída en la inversión privada en Colombia en 2023 y la escasa perspectiva que ofrece en 2024. Se cumplirán inversiones comprometidas en cumplimiento de lo pactado en contratos de exploración y producción de petróleo suscritos con la Agencia Nacional de Hidrocarburos, pero el ambiente no es propicio para otras inversiones.

Las instituciones públicas son ineficaces, las normas tributarias son complejas y abundantes en tratamientos excepcionales, el aparato productivo goza de protecciones no arancelarias que desvirtúan el reto de hacer comercio libre, los sobrecostos del trabajo formal son elevados, la infraestructura de transporte es inadecuada para el mundo de hoy y la articulación entre gobierno central y regiones es precaria.

Todo esto ahuyenta la inversión. Por eso la balanza comercial depende del petróleo sin ser país petrolero, con crudo de costo marginal elevado y perspectiva difícil en escenarios futuros de menor precio de combustibles. Si la inversión privada, la balanza comercial y parte importante de los impuestos y regalías dependen hoy del petróleo, no tiene sentido suspender la exploración mientras el bien tenga valor económico. Cabe más bien pensar cómo hacer para el país sea atractivo para la inversión privada diferente.

La respuesta no es otorgar beneficios fiscales como mecanismo para construir confianza. En el corto plazo se deben enderezar las reglas económicas para inducir eficiencia y aumentar valor agregado. En el largo plazo es preciso arreglar la educación pública para atender nuevas necesidades laborales.

Puesto que el conocimiento es importante, son relevantes la inversión extranjera directa, la vinculación entre universidades e industria, y el compromiso de montos importantes en ciencia y tecnología, con riesgo que solo podría asumir lo público pero cuyos efectos complementarios en la sociedad lo justifican. En todo caso es necesario construir un Estado que sí funcione, con oportunidades para la población, los inversionistas, la hacienda pública y los destinatarios de bienes y servicios de origen nacional.

Es necesario reconocer realidades y resolver los problemas. La combinación de audacia y método es el camino.

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