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Analistas 06/03/2018

Elecciones y café

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo

El próximo domingo se elige el nuevo Congreso. De las innumerables listas de candidatos que existen, en una feria de avales en la que, lo que menos prima es la ideología de partido, aumentando cada día el clientelismo y la corrupción y que, a la hora de votar obedecen solo a sus intereses particulares.

Dentro de este juego aparece un candidato supuestamente de los cafeteros, que afirma en un Twitter que “el gremio cafetero dejará de ser neutral”, que renunció el año pasado a representar a Risaralda en el comité nacional para no inhabilitarse, después de hacer campaña -sin contar el propósito- sobre su balance de gestión como dirigente cafetero.

Seguramente varios problemas podría tener la Federación de Cafeteros con la Procuraduría cuando sus contrincantes denuncien por participación en política a la institución en cabeza de los comités a los que permanentemente este candidato agradece por recibirlo, por escucharlo y a dirigentes gremiales que no aguantan la tentación de salir a apoyarlo públicamente. Debe entenderse que los estatutos y el contrato de administración del Fondo Nacional del Café lo prohiben expresamente, en razón a que el gremio administra recursos públicos.

Sin embargo, considero que se equivoca este candidato del Centro Democrático al usar la bandera del café para elegirse al Senado, pues los cafeteros no mezclan su filiación política con su interés económico, razón por la cual históricamente muchos han fracasado en el intento. Esto además ha sido admirable; no permitir que se use su actividad económica para propósito electoral, dado que son más los enemigos que terminan franqueándose, aparte de los conflictos que pueden amenazar las paz cafetera.

Claro que el primer inconveniente que tendría -en caso de resultar elegido-, es su inhabilidad legal para participar y votar los temas cafeteros, por cuanto como él lo declara, es cafetero dedicado a la actividad, y está prohibido votar leyes donde el senador tenga intereses.

Ahora bien, su propuesta está prácticamente en contra de los productores. Bastante absurdo cuando su bandera dice que hay que congelar el área cafetera, cuando los pequeños productores desean es tener más oportunidades, además de muchos campesinos en las nuevas zonas que aspiran a encontrar en el café una solución de vida.

Propone “menor oferta exportable y el precio externo subirá cuando más escaso en el exterior”. Increíble propuesta para un gremio de productores que lucha por lograr mayor productividad, para producir más y exportar al mundo y cuando gracias al mercado internacional lleva cerca de 200 años viviendo de los consumidores que demandan el café de Colombia.

Afirma el candidato que “la manera más eficiente de mejorar la rentabilidad para nuestros caficultores es aumentar el consumo interno de café y limitar la cantidad de café exportable”, este exabrupto económico pretende que los consumidores colombianos paguen caro el café para que se les mejore el negocio, todo por cuenta del bolsillo de los hogares colombianos.

Parece que quiere imitar el abuso de muchos otros sectores agrícolas que tienen condenados a los hogares a consumir una canasta de alimentos más cara que en muchos otros países, para mantener un buen negocio y cubrir las ineficiencias de algunos agricultores, amparados por los políticos y los gobiernos que siempre ven allí unos votos.

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