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Analistas 14/01/2020

Café: Agenda 20-30 (Punto 1)

Guillermo Trujillo Estrada
Analista cafetero
Guillermo Trujillo

Prometimos analizar en este nuevo año la Agenda 20-30, que por iniciativa del presidente Duque se convirtió en documento oficial aprobado en el comité nacional, y por lo tanto de obligatorio cumplimiento como política cafetera.

Para la comprensión y debate sobre lo que se firmó, es necesario ahondar en ella y escudriñar punto por punto. El primero titulado: Fortalecer y profundizar la estrategia “Más agronomía, más productividad, más calidad”.

Este enunciado parece un lugar común, pero tiene mucho significado teniendo en cuenta que Colombia, con el área sembrada en café, puede producir sin problema 20 millones de sacos.

Debemos aceptar que la productividad ha aumentado de 14 a cerca de 20 sacos por hectárea, como resultado del gran programa de renovación que se inició en 2008, y que demuestra que pequeños caficultores también pueden obtener altas productividades. Continuar con el programa es fundamental y columna vertebral para garantizar el futuro de la caficultura.

Un punto fundamental es el de “Fortalecer la extensión cafetera y la transferencia de tecnología por medio de un servicio de extensión más eficiente, que incremente el acceso a nuevas tecnologías para los caficultores, contribuyendo a facilitar el intercambio de técnicas y conocimientos del cultivo”. La forma como se ejecuta actualmente, le cuesta demasiado dinero al Fondo del Café, cerca de 1.500 técnicos, acumulando kilómetros, cuando hasta el más pequeño productor maneja un celular inteligente por medio del cual se puede hacer monitoreo permanente de todos y cada uno de los cultivos. Estas prácticas ya se usan con éxito en muchos países.
Es urgente este cambio, que además constituye una política del gobierno. Los dirigentes cada día piden aumentar la planta de personal, lo que les da poder y garantía de reelección. Nada garantiza que visiten a los más pobres y alejados, donde si llega la señal del teléfono.
Otro punto primordial es el de “Ampliar y difundir las innovaciones de Cenicafé garantizando que las recomendaciones de los extensionistas estén basadas en la investigación, de acuerdo con las condiciones de cada región y sistema de producción”. Se hace indispensable que todas las regiones puedan aplicar el modelo de producción de acuerdo con su oferta ambiental. Por ejemplo, cafeteros del norte del país con sombrío, muchas veces obtienen menor producción, pero más rentabilidad, que cafetales absolutamente expuestos al sol, tecnificados.
Aún recuerdo cuando de las ayudas se excluían los cafetales con sombrío, tratando de replicar un solo modelo, cuando la riqueza de Colombia precisamente está en la diversidad.
Reitero la importancia de que Cenicafé oriente y los técnicos se rijan por ese mandato. Sucede que, en muchas regiones, el campesino imita lo que el rico de la región hace, y el técnico de la Federación acaba haciendo lo propio. Cito el caso de la variedad catimor -que llegó al país por arte de magia- y la han propagado grandes productores en algunas regiones, con el cuento de que da más café y concentra la cosecha, pero precisamente, son rechazados por los compradores de café de calidad e inclusive, vetan municipios donde predomina esta variedad. Hoy lo mezclan para camuflarlo.

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