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Analistas 17/08/2017

Estocada a la investigación y el desarrollo

Guillermo Cáez Gómez
Socio Deloitte Legal
GUILLERMO CAEZ

Colombia ha sido un país que tradicionalmente le ha dado la espalda a la investigación y el desarrollo como generadores de invenciones radicales que permitan impulsar la economía como producto de desarrollos ‘made in Colombia’. Es preocupante que desde el año 2013, es decir desde que Juan Manuel Santos es presidente, la inversión en asuntos estructurales del país como la ciencia y la tecnología está sufriendo constantes golpes, al punto que en el Presupuesto General de la Nación (PGN 2018) se les da la estocada mortal, con un recorte muy alto.

El presupuesto anual de Colciencias pasó de tener en el año 2013 cerca de $430.000 millones a la deplorable cifra de $220.000 millones para el año 2018. Luego de cumplir con sus compromisos adquiridos previamente, la institución solo podrá contar con $5.000 millones para nuevos proyectos, con lo que se concreta la estrategia velada de este Gobierno de poner en el congelador el desarrollo de un país. Es natural y más que obvio -aunque para este Gobierno no lo sea- que unos de los recursos principales, sino el más importante para generar desarrollo y crecimiento, es la investigación científica, que permite dar valor al conocimiento para que sea aplicado a los diferentes sectores de la economía.

No podemos además negar el valor que genera la investigación en el desarrollo humano, tal como lo afirmaba en el año 2013 Moisés Wasserman en entrevista con otro medio de comunicación: “Es evidente que del conocimiento se desprende el desarrollo de las sociedades, que si no los resolvemos nosotros mismos no lo va a hacer nadie, porque son temas que solo nos interesan a nosotros”. Seguimos en deuda con este sector y permitir los recortes aumentará la deuda atrasada que tenemos con la ciencia y la tecnología pues, tal como registró en 1994 la Comisión de Sabios que lideró Rodolfo Llinás, el país debería invertir 2% de su PIB en este sector y mantener este porcentaje al menos durante los siguientes 10 años para poder avanzar; tal objetivo no se logró pues según cifras del Observatorio Colombiano de Ciencia y Tecnología, en el año 2016 la inversión estuvo alrededor de 0,27 % del PIB y ha bajado año tras año.

Es claro que lo que está en riesgo hoy es lo que la Comisión de Sabios llamó “productividad inteligente”, que va de la mano del crecimiento económico y el tránsito hacia una mentalidad productiva como “nuevo proyecto civilizador”, ajena a las agendas políticas personales. Este plan no se estructuró, por el contrario, estamos ejecutando la mejor destreza de un colombiano, pero en términos de política pública: ponemos un palo en la rueda del desarrollo del país. ¿No era Juan Manuel Santos quien nos decía que con la paz los recursos de la guerra se destinarían a tener un mejor país? Por lo presentando en el PGN 2018, su promesa parece falsa.

La responsabilidad del desarrollo en el país recae en los líderes que hoy abanderan una supuesta nueva Colombia, pero que han sido incapaces de entender que es un deber del Estado promover las ciencias, tal como lo establece el artículo 71 de la Constitución Nacional que en uno de sus apartes ordena: “El Estado creará incentivos para personas e instituciones que desarrollen y fomenten la ciencia y la tecnología y demás manifestaciones culturales”. Este Gobierno, con lo que se aprecia en el PGN 2018, le está cumpliendo los acuerdos de paz a las Farc, en perjuicio de todos los demás colombianos que no hemos salido de la legalidad para lograr nuestros objetivos.

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