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Analistas 17/11/2022

Eco-nomía

Guillermo Cáez Gómez
Socio Deloitte Legal
GUILLERMO CAEZ

Durante muchos años venimos hablando de la importancia que tiene el medio ambiente para el mundo. La sostenibilidad y los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) que establecieron en Naciones Unidas están en todos los discursos de inversión. Pero del dicho al hecho hay mucho trecho.

Lo que vive el país y en general el mundo con el cambio abrupto de las condiciones medio ambientales nos tiene que sacar el discurso de las presentaciones y del PDF, para aterrizarlo en acciones concretas que permitan entender que todo centavo que se ocupa en lograr ser más sostenibles redundará en una inversión más que rentable. Tengo la maravillosa oportunidad de participar en una startup enfocada en educación para generar modelos de negocio que no solo se preocupen por satisfacer modelos económicos y el apetito inversionista, sino que entiendan que ser rentable y sostenible no son antónimos.

Hoy Colombia vive un momento ideal para la transformación en sostenibilidad. No solo porque políticamente hay un gobierno que por lo menos está queriendo poner en la agenda de política pública el tema y llevarlo a que sea una realidad en el país (no puedo todavía calificar de bueno o malo el enfoque), sino porque el mundo con la cantidad de fenómenos climáticos se está tomando más en serio que estamos transitando un camino rumbo a nuestra propia aniquilación con el solo fin de acumular ceros en una cuenta bancaria.

Justo el día que escribí esta columna tuve la oportunidad de tener una conversación al respecto con varios interlocutores. Unos afirmaban que en un país con mucha dependencia de la industria extractiva y con voces de alarma de una posible recesión mundial, no era el momento para dar el salto a la transición. Otros por el contrario muy atinadamente se preguntaban, ¿si no es ahora? ¿cuándo? Con mucha precisión una de las personas con la que tuve esta conversación dijo que el mundo lleva mucho tiempo en esto y Colombia normalmente llega tarde a la toma de decisiones de la agenda global.

Sin duda alguien debe tomar la decisión y creo -espero no equivocarme- que esa camiseta le queda a la medida al presidente Petro. Primero porque es coherente con su discurso de hace varios años, segundo porque siento que solo una persona que se atreva a retar el sistema lo puede hacer y tercero, porque creo que si está bien rodeado entenderá que no es posible hacerlo de la manera que quiso hacer el cambio del modelo de basuras en Bogotá cuando fue alcalde y además porque soy un convencido que a pesar de no haber sido un gran dirigente para la capital, es posible que haya aprendido de los errores cometidos en su administración y ahora como presidente no los vuelva a repetir.

Puedo parecer optimista, pero sin ser un seguidor de Gustavo Petro, espero que su gestión se destaque por el bien del país y logre una transformación tranquila, sostenible y con beneficios para aquellos colombianos que no han estado bajo los reflectores de los réditos económicos. Es por lo que creo que como sociedad debemos alinearnos, no es posible que año tras año el país esté un gran porcentaje del tiempo bajo el agua y no seamos capaces de dejar el sesgo político para trabajar conjuntamente por tener un mejor país y ambientalmente sostenible, siendo económicamente próspero. Es por eso que, aunque sea antitécnico el nombre, invito a los lectores a que trabajemos porque Colombia sea una gran eco-nomía. Es posible monetizar la sostenibilidad, tal como lo explican varios casos de éxito empresarial en el libro de esta startup que referenciaba antes, búsquenlo, se llama Monetizando la sostenibilidad de Akademy 50.

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