.
Analistas 23/04/2024

Mean: el fin justifica la media

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Tirano, el proverbio “the end justifies the «mean»” aprueba los métodos moralmente malos para lograr resultados presuntamente buenos; los abogados rezan “quod est necessarium est licitum”-, y los hombres de estado o “estadísticos” manipulan las medidas o sus «medias».

Gaviria acusó en X a Petro de provocar un «apocalipsis». Este replicó que el “sistema” -cuyo opositor custodió ocho años-, era fraudulento e insufrible, y lo declaraba en fase terminal por su “fundamentalismo mercantil”. Finalmente le respondieron que “la honradez intelectual [era] una virtud republicana imprescindible”, y que estaba “incurriendo en varias falacias, mentiras e «imprecisiones»”.

Paradójicamente, ambos pronuncian términos que contienen significados contradictorios. Concretamente, los tecnócratas abstraen los debates enfatizando un vocablo traducido del mismo lenguaje con el cual programaron la estadística, para predicar; pero no aplican, y tampoco curan.

Como protestaba aquella canción, “es verbo no sustantivo”, creen elevar el nivel cuando «promedian» nuestros problemas; además, sus postulados no han sido comprobados por la genuina «base» social. Entonces, escrutemos la polisemia de «mean», y sometamos al escarnio a quienes dependen de ese sesgado parámetro, o su oportunista acepción.

Como verbo, equivale a sentido o intención. Como transitivo implica quejarse por algo. Y como adjetivo señala a un malvado que provoca -o se regodea con las- crisis ajenas; también distingue al avaro, tacaño o antiliberal. Como sustantivo se vincula a la “esperanza matemática”, que anula la suma de sus diferencias con los datos «mediante» los cuales fue calculada.

Autorreferenciales, esos significados se confunden al diagnosticar nuestra realidad: la tendencia neoliberal es la desesperanza, pues las minorías que concentran el poder desconocieron la moderación, porque “todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.

La «media» es abyecta. A Gaviria le recomiendo depurar su «egonometría», y pensar usando arquetipos sistémicos, pues, entre otros problemas, Colombia sufre de erosión de metas (https://t.ly/u4M-m), y sometimiento de la “exactitud” -o realidad- ante la “precisión” -dogmática o teórica- (https://t.ly/0rVav).

La estandarización de esas medidas «normalizó» lo aberrante: la deshumanización y lo antisocial. Ajenas a la gente «común», las estadísticas de los tecnócratas, para justificar su ideología o aprobar su gestión, usualmente omiten la varianza -aunque está de moda repetir que las condiciones son volátiles, inciertas y ambiguas-.

Por eso nuestro destino sigue estando determinado por la «promediocridad» de los indicadores, verbigracia desempleo que excluye a la informalidad, renta universal exclusivamente para una muestra, salario mínimo sin contrastar un máximo, o paridad de poder adquisitivo sin considerar la desigualdad.

Urge que los “medios” rindan cuentas, y eliminen tantos “trucos”, estadísticos o retóricos. También que la Corte Constitucional, como acto de “independencia” o “verdad, justicia, reparación y no repetición”, publique un semáforo de estado o cumplimiento de lo que ordena la Carta Magna, pues los umbrales, las metas y los «promedios» desvirtuaron el «justo medio» (Aristóteles), dejaron todo «a medias» y consolidaron una «mediocracia».

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA