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Analistas 13/09/2023

BVC: ¿esa no es una bolsa?

Germán Eduardo Vargas
Catedrático/Columnista

Aunque era una obviedad, JP Morgan apenas advirtió que la Bolsa de Valores de Córdoba siempre fue insustancial en Colombia, y, cruzando fronteras, nuestra mediocre economía usualmente es excluida porque ni siquiera le da la talla a las emergentes.

Durante la Gran Depresión, Magritte elaboró una magistral crítica a la noción conceptual, la representación cognitiva y la disfunción de los modelos, a través de “La Traición de las Imágenes”; su gran revelación desmentía a la inmune creencia de que el papel lo aguantaba todo (Esto No es Una Pipa, 1929).

Dando la apariencia de ser razonables, los valores sólo cuadran en la maleable hoja de cálculo, porque en la realidad casi todos los emprendedores y banqueros se limitan a proyectar diapositivas atractivas, incluyendo frases que hacen referencia a la creación de valor o la responsabilidad corporativa.

Aunque los mercados bursátiles fueron concebidos para democratizar las inversiones, la concentración de la propiedad discriminó a los mortales; no desincentivaron la fuga de capitales, y la especulación cortoplacista corrompió su funcionamiento. Igual destino corren los fondos que surgieron como alternativa o sustituto.

Pese a prometer que en el largo plazo el promedio de sus resultados nunca sería malo, es normal que el entorno sea incierto, ambiguo o volátil, y que el riesgo moral contribuya a socializar las pérdidas mientras privatizaba las ganancias, dado que las condiciones son cada vez más inconsecuentes, injustas y oportunistas (The Intelligent Investor, pg. 139).

El costo de estructurar una emisión es prohibitivo, y el acceso a financiación, por medio del crédito, también inhibe. De hecho, el BanRepública castiga a los emprendedores-ciudadanos, y favorece a los usureros cuyas reservas están “en todo momento en bancarrota [porque] crean dinero ficticio, que se evaporará cuando se mida verdaderamente” (What Has Government Done to Our Money?, Pg. 43).

Por cierto, sumándose a la internacionalización de Bancolombia-GEA, Aval-Sarmiento, GNB-Gilinski y Davivienda-Bolívar, ahora exportamos prestamistas dedicados al popular “gota a gota”.

Hipócritas, la banca multilateral descarta la condonación, y menosprecia la eliminación de los intereses, aunque ese paradigma mantiene quebradas a las mayorías, y atenta contra los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que carecen de patrocinio. La filantropía acaso reparte limosnas, cualquier empresa sin genuino enfoque humanista puede denominarse B-Corp, y las ONG encubren cierto ánimo de lucro, tras la fachada humanitaria.

Sistémicas, las crisis se le salieron de la mano al estado y el mercado, porque se comportan como zombis, y los más vulnerables seguirán a merced de los “buitres”, pues, de acuerdo con Petro, la deuda de los países, y las personas, crece más que la producción.

Aunque parezca irracional, es necesario invertir los medios y fines de las inversiones, empezando por promover el consumo moral, el desarrollo de proveedores locales y la reinversión.

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