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En noviembre de 2022 nos preguntábamos si el tiempo que necesita el planeta para recuperar el deterioro ambiental sería suficiente para que en el entretanto siga dando soporte a los sistemas biológicos (seres vivos) que habitan en este. Esta reflexión, fundada en las palabras de Cristina Monje, se dirigía a la necesidad de tomar conciencia “la crisis climática nos enferma y nos mata y favorece una sociedad más desigual y violenta, pues exacerba la desigualdad existente, las brechas de género, los conflictos”.
La investigadora publicó recientemente en la Revista del Cidob un artículo que revela las dificultades que enfrenta la gobernanza de la acción climática que, como una red de redes, aglomera todo tipo de iniciativas: públicas, privadas, sociales, tecnológicas, de conocimiento y de espacios intersectoriales. De ahí la complejidad para garantizar el cumplimiento de los acuerdos alcanzados, pero que hasta ahora parece ser lo único viable. Resalta que, pese a las dificultades, esta gobernanza -dependiente del contexto global- ha sido capaz de producir avances en la lucha contra la crisis climática.
Los 197 países que han ratificado la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se reúnen anualmente en las Conference of the Parties (COP) y aunque el necesario consenso conspira contra decisiones ambiciosas, en 1997 se aprobó el Protocolo de Kyoto para reducir en un 5% las emisiones de gases de efecto invernadero, y en 2015, se alcanzó el Acuerdo de París dirigido a evitar un incremento de la temperatura superior a los 2 °C en 2100.
Desde el 2000, los agentes privados participan del Pacto Mundial de Naciones Unidas que cuenta con más de 20.000 entidades adheridas de 179 países y más de 70 redes locales, algunas con proyectos de manejo de impacto ambiental.
También se suman poderes locales como Estados, regiones, provincias y municipios, UN Hábitat y el Pacto Global de los Alcaldes por el Clima y la Energía son ejemplos en este sentido. En el caso de los alcaldes compromete a más de 10.000 autoridades de 135 países. Al margen de la ONU, el Consejo Mundial de la Energía, la Agencia Internacional de Energías Renovables (la UE y 167 países) y la Agencia Internacional de la Energía.
Las ONG y organizaciones de la sociedad civil también inciden en la agenda climática. Climate Action Network suma 1.900 organizaciones de 130 países, Global Climate Partnership, reúne actores públicos y privados de todas las latitudes, Alliances for Climate Action, promueve liderazgo climático articulando líderes empresariales, gubernamentales, locales y académicos.
Los cientos de científicos que participan con carácter voluntario en la elaboración de los informes del Ipcc, son también una red que brinda la base científica para la formulación de políticas en todos los niveles y serán un pilar para plantear estrategias exitosas de transición energética.
El entramado es más complejo como lo refleja el escrito citado, y de ahí las dificultades para implementar los acuerdos, no obstante, mientras no se encuentre otra forma de hacerlo hay que seguir apostando al número y la diversidad de actores implicados, cruzando los dedos para que los esfuerzos, deteniendo -y si es el caso recuperando- el deterioro ambiental, no favorezca en el mismo tiempo, el riesgo de soportar los sistemas biológicos del planeta.
