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Los pueblos han demostrado una sabiduría natural para decidir el rumbo de sus asuntos públicos. Saben escoger su camino político. EE.UU. acaba de ajustar su dirección política a las necesidades históricas en esta pasada elección. La mayor democracia del mundo ha tomado una decisión como lo ha hecho a lo largo de su historia. Ha entregado el manejo del Estado a partidos políticos opuestos de una manera pendular y alternativa. De esa manera ha conservado un curso tranquilo de su historia y se ha fortalecido.
Los hechos son cada vez más contundentes y de eso se trata finalmente, fortalecer la democracia para proteger el sistema político y así impulsar el crecimiento. Entonces, el olfato democrático es la guía de la historia que busca siempre mayor esperanza y libertad.
La fortaleza política de Estados Unidos se basa en su diversidad democrática, ya que cohabitan varias ideologías que se intercalan en el manejo del poder, de acuerdo a su mejor conveniencia histórica. De esa manera salieron airosos de cruentas guerras civiles. Sin embargo, las guerras civiles del siglo XVIII dejaron heridas que recientemente quedaron al descubierto.
Durante el proceso electoral y el inicio de gobierno de Biden se ha notado un gran cambio en el estilo y en el enfoque de la administración. El discurso de Biden está orientado a la unidad y la esperanza con un talante diferente al que utilizó Trump, y una adecuada respuesta al extremismo blanco y al racismo. El gabinete de Biden tiene tres latinos, dos afroamericanos, la mitad son mujeres y da un claro mensaje de cambio de forma y de fondo. Contrasta con el modo de Trump que tuvo su momento cumbre en el primer debate televisivo, cuando adoptó una actitud confrontacional de interrupción permanente a su opositor para atosigarlo y no dejarlo razonar. Otro episodio extremo fue cuando instigó una invasión desafiante al Congreso, exhibiendo la bandera de Confederación que tenía más de 130 años de no aparecer. Se dice que 50 militares activos entraron al Congreso en la toma.
¿Qué viene hacia el futuro? Un llamado a la unión y pasar la página de la polarización política permanente del anterior Gobierno. Debe concentrarse en varias tareas: el manejo de la pandemia, el fortalecimiento de la economía mundial, retomar el liderazgo a nivel internacional de temas como el cambio climático, el fortalecimiento de las alianzas internacionales con Europa y la Otan y el control de armas nucleares. Hay que impulsar una agenda legislativa basada en los derechos humanos con un Congreso mayoritario. Muchas tareas.
EE.UU. ha dado un gran ejemplo al mundo de manejo político a través de mecanismos democráticos. Cada país se pregunta cómo le irá con este gobierno. ¿Cómo le ira a Latinoamérica? ¿Cómo será la relación con Colombia? ¿Cómo el mensaje de unidad fortalecerá la guerra contra las drogas? También nos interesa el fortalecimiento de nuestra economía que requiere mayor transferencia tecnológica y un plan exportador ambicioso que le permita a Colombia un mayor crecimiento. Pero, la gran incógnita es qué viene en materia de relaciones internacionales entre EE.UU. y la China, porque hay un gran bloqueo empresarial y diplomático entre los dos países. Además, el crecimiento acelerado de la China amenaza con quitarle el primer lugar a EE.UU. en el desarrollo económico en 2028.