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Analistas 02/12/2023

Faltan los importantes

Diego Gómez
PhD, Director ECSIM

Triste foto la de Petro con los empresarios. Una paradoja del desarrollo es que los ricos que tiene un país son la expresión de las capacidades y bienestar que ha logrado construir. Para un país pobre los importantes no son los ricos que tiene, son los que le faltan. …y en la foto aparecen riquezas derivadas de actividades muy básicas.

Para que Colombia supere la pobreza debe llegar de manera incluyente a generar US$20.000 per cápita, el triple de los US$6.700 que hoy somos capaces de producir. Eso lo debemos lograr además llegando a un coeficiente Gini de 0,4. Esta dupla de indicadores implica que el decil de ingreso más bajo ya habrá superado el umbral de pobreza. A 20.000 dólares llegamos si somos capaces de aprender, innovar y generar empresas en actividades de alto valor. Al 0,4 de Gini llegamos si logramos integrar la población efectivamente a la generación de bienestar.

Los ricos, poco ricos, de la foto con Petro, representan lo que hemos logrado construir. Importante destacar que el valor creado no lo representan los herederos de riquezas ancestrales, lo representan esos empresarios que crearon nuevas capacidades y hoy lideran importantes conglomerados luego de haber iniciado su vida productiva con pequeños emprendimientos.

La pregunta clave para una sociedad es por qué no se logran generar nuevos proyectos empresariales. En el libro “Driving Complexity in Economic Development” Palgrave Mcmillan (Gómez, Urbano y Aparicio, 2023), se hace un análisis de las restricciones que limitan los procesos de crecimiento y desarrollo. El eje del análisis es la limitada generación de proyectos de inversión que sean rentables, es decir, la baja creación de nuevas empresas. Las empresas son el vehículo de construcción de capacidades de un país. Son la forma como una sociedad aprende y logra construir mayores ingresos.

En Colombia tenemos un buen nivel de capacidad emprendedora (Global Entrepreneurship Monitor GEM, 2023) pero desaforadamente cerca de 90% desaparecen antes de cinco años de existencia. La mayoría de estos emprendimientos se hacen por necesidad y no por oportunidad y en actividades de baja generación de valor. Enfrentan un pesado sistema impositivo y regulatorio que consume mucho de su tiempo y recursos. Enfrentan limitaciones de financiamiento en tasas de interés y plazos de pago. Hemos generado un arreglo antiempresarista en el que el Estado captura 73% de las utilidades (Indicador del Banco Mundial, 2021).

Una frase nefasta que representa el enfoque fallido de este gobierno es la del Ministro de Salud en una desafortunada rueda de prensa para poner en la picota pública a una EPS. Decía que “los empresarios viven de los asalariados”. Si así fuera no habría pobres. Es al revés, el empleo lo crean los empresarios. La política social clave es la generación de empleo formal. La política de transformación y desarrollo es el empresarismo.

La visión antiempresarista de Latinoamérica es la que nos tiene sumidos en el subdesarrollo y explica el profundo estancamiento de la región en los últimos 70 años. El fracaso de este gobierno está representado en la caída de la inversión en más de 30%, lo que indica que no estamos generando empresa, aprendizaje, construcción de capacidades e inclusión social.

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