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Analistas 17/01/2025

UPC y lógica

Ciro Gómez Ardila
Profesor de Inalde Business School

A veces, cuando queremos reforzar un argumento, damos varias razones. Sin embargo, es posible que aumentar el número de razones de algo lleve realmente a hacer más débil nuestra argumentación. Un caso que puede servir de ejemplo es el debate sobre el aumento de la unidad de pago por capitación (UPC).

Apartándome de quién tenga razón y de cuál deba ser el aumento este año, resulta interesante analizar la lógica de los argumentos dados para el aumento decretado; básicamente, se han dado tres: uno, que la información con que se cuenta es insuficiente y ante esto lo prudente es subir una cifra cercana a la inflación; dos, que, dado que no se aprobó la ley de financiamiento, no se puede pedir que se aumenten los recursos para salud porque no hay plata para ello; y tres, que se pide un aumento adicional no porque se necesite para la salud, sino para usarlo en otras inversiones irregulares.

Cualquiera de estos tres argumentos puede ser una explicación suficiente y satisfactoria: sin información no se puede actuar; si no hay recursos no se puede dar más; si lo que se pide adicional es para darle mal uso, no se debe dar más. Cualquiera, insisto, puede ser válido y suficiente. Pero cuando se unen en un solo discurso, pierden su poder explicativo.

Cada argumento tiene unas consecuencias distintas que entran en contradicción lógica con las de los otros argumentos. Si no tenemos información, entonces no podemos afirmar que el aumento es suficiente y que lo que se pide de más es para corrupción. Ni que se daría más si se tuviera más, porque no habría conocimiento suficiente para saber si se debe dar más, lo mismo o menos. Ante la falta de información todo lo demás pierde peso argumentativo. O, para decirlo de otra forma, la única manera de afirmar que ya se está dando lo que se necesita o que si se hubiera aprobado la ley de financiamiento se daría más, es teniendo información para saber cuánto es el alza apropiada.

Si lo que falta es información adecuada, la respuesta lógica es que tan pronto se tenga la información comprobada y consolidada, se evaluará nuevamente el alza y que, de necesitarse más, se aumentará más; que este es un aumento transitorio mientras se tiene mejor información y que tan pronto se tenga, el aumento será retrospectivo.

Pero si la razón es que no hay dinero suficiente, fruto de bajas de impuestos anteriores o de la no aprobación de la ley de financiamiento, entonces no es que falte información confiable o que se crea que ese ajuste adicional se va a usar mal.

Si se afirma que el problema es falta de nuevos impuestos, entonces la respuesta lógica es que se está de acuerdo con quienes piden un mayor aumento, que en realidad tienen razón y que no es para otros usos, pero que no es posible hacerlo sin nuevos impuestos.

Y cuando se dice que un mayor aumento se está pidiendo no porque se necesite para la salud, sino para otras actividades ilegales, el problema ya no es económico sino judicial y de control.

Sin embargo, llamativamente, tanto quienes aprueban como quienes desaprueban el aumento decretado dan vueltas sobre uno y otro argumento sin primero precisar que en sana lógica hay una contradicción y que mientras esta no se resuelva no se podrá debatir productivamente. Definamos bien primero cuál es el problema y, una vez definido, busquémosle una solución.

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