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Analistas 22/11/2022

Propuestas para hacer a Colombia más competitiva

En ANIF desarrollamos una serie de diagnósticos y propuestas para los distintos frentes del Plan Nacional de Desarrollo. En este Comentario Económico profundizamos en el tema de la competitividad. A pesar de que este es uno de los puntos débiles de la economía colombiana, usualmente se deja de lado en el debate público debido a que requiere de medidas que toman tiempo para implementar y para cosechar sus frutos. En ANIF creemos en una política de Estado de largo plazo. A partir del presente documento buscamos contribuir a hacer de Colombia un país más competitivo.

Diagnóstico: la productividad laboral está rezagada y la canasta exportadora tiene productos de baja complejidad

Colombia no es un país con una economía ampliamente desarrollada. Los bienes que se producen en territorio colombiano no requieren de complejos procesos de transformación y no llevan en sí un grado de innovación elevado. La economía está centrada en servicios, mientras que los sectores transables de la economía, especialmente aquellos que se comercian con el exterior, dependen altamente de los hidrocarburos y minerales. Por ese motivo, la innovación en Colombia es baja, incluso si se compara con países de nivel de ingreso similar. Colombia se ubica en el puesto 63 de 132 países en el Índice Global de Innovación, al obtener un puntaje de 29.2 sobre 100.

Competitividad interna

Para empezar, hay un problema importante con las instituciones del país, que ponen muchas trabas al desarrollo innovador, disminuyendo los incentivos para generar nuevos bienes con mayor valor agregado. También hay un factor de infraestructura que influye de manera no despreciable en la capacidad de nuestra economía de ser competitiva. Hace falta desarrollar la red de transporte en el país, complementando el transporte vial con una red ferroviaria y fluvial moderna. Por último, existe una desconexión entre las universidades y la industria. La mayoría de las universidades del país no estrechan vínculos con el sector productivo.

Competitividad externa

Las problemáticas que redundan en baja competitividad se ven plasmadas en la composición de la canasta exportadora. El 54.9% de las exportaciones corresponden a productos tradicionales, como lo son el petróleo, el carbón y, en menor medida, el café. Ni el carbón ni el café requieren un proceso de transformación elaborado ni se les añade valor. El caso del petróleo es distinto, pues para sus múltiples usos el crudo debe ser procesado y transformado. Sin embargo, ninguno de esos procesos se realiza en nuestro país, donde nos quedamos en el eslabón menos lucrativo del negocio.

Ahora bien, el problema de la competitividad funciona hacia ambos lados. El tipo de bienes que exportamos determina la competitividad del país de la misma manera en que la competitividad afecta el tipo de bienes que exportamos. La productividad en Colombia es muy baja para un mercado internacional globalizado. Mientras más tiempo pase una materia prima en nuestro territorio y más etapas de su producción atraviese en fábricas y establecimientos del país, más pierde terreno frente a esa misma materia prima oriunda de otro país. Por ejemplo, mientras que en Colombia nos toma cierto tiempo transformar hierro y acero en un vehículo, en Estados Unidos el tiempo es relativamente menor, lo que nos hace menos competitivos. Sin embargo, en un mundo con fronteras parcialmente abiertas y en el que no todos los países comercian con el resto, hay socios comerciales que pueden solventar, al menos parcialmente, el problema de la competitividad para ciertos sectores.

No hay ejemplo más claro de lo anterior que la relación comercial que Colombia tenía con Venezuela. Hace 15 años el vecino país era el destino predilecto de los bienes industriales colombianos, tales como los textiles, químicos e incluso vehículos. La industria colombiana era capaz de ser competitiva en Venezuela por la cercanía de ambos países, los costos de transporte relativamente bajos y las relaciones políticas de Venezuela con el resto del mundo. Al ser los costos de importar más elevados del resto de países que de Colombia, la falta de competitividad de los sectores industriales colombianos se veía parcialmente compensada, lo que permitía que esos bienes, que no se le vendían a ningún otro país, pudieran encontrar un mercado en el exterior. En efecto, en 2008 Colombia exportaba a Venezuela un 17% de las exportaciones totales, equivalentes a US$6 mil millones FOB. A corte de 2021 ese valor se ubica tan solo en US$300 millones FOB, que corresponde al 0.7% de las exportaciones totales. Una vez se cerró el mercado venezolano debido a las tensiones en las relaciones bilaterales y la posterior crisis económica en Venezuela, las exportaciones de esos sectores, que eran los de mayor complejidad en nuestra canasta exportadora, no se recuperaron al no encontrar un socio de características similares.

Las importaciones también se encuentran íntimamente ligadas con la competitividad. Las barreras a productos del exterior tienen dos efectos nocivos sobre una economía. Primero, distorsionan los incentivos para innovar de las empresas locales. Segundo, los establecimientos nacionales no tienen contacto con productos de mayor calidad a los cuales se les pueda realizar ingeniería en reversa, encontrando los procesos por los que fueron llevados esos productos e implementando mejoras en la elaboración propia. En Colombia los aranceles no son el problema, pues la tarifa promedio es inferior a la de otros países de la región. En nuestro país el problema radica en las medidas no arancelarias, como lo son requisitos sanitarios o cuotas a las importaciones, entre otras. Por supuesto, entre las medidas no arancelarias se considera la inefectividad de la infraestructura, que hace que importar sea más caro.

Esto afecta la participación del país en las cadenas globales de valor (CGV). El proceso de una CGV es una de las innovaciones más poderosas del comercio internacional durante los últimos veinte años, que consiste en llevar a cabo distintas etapas de la producción de un bien en muchos países. Al ser un proceso altamente especializado, las empresas que participan en CGV son 38% más productivas que las que no. Sin embargo, la participación de Colombia en las CGV aún es bastante limitada.

En el documento completo, ANIF plantea propuestas concretas para lograr mayor competitividad en el país. Visite www.anif.com.co/comentarios-economicos-del-dia/

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