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Los indicadores líderes de industria y comercio anticipaban un panorama complejo en términos de crecimiento. El ISE de abril mostró una contracción de la economía de 0,8%. Por primera vez desde el fin de la etapa más dura de la pandemia, el producto registra una variación negativa. Sin contar el efecto del covid-19, era un dato que no observábamos desde abril de 2017.
Las actividades que más contribuyeron a la contracción de la economía fueron las actividades secundarias, seguidas del comercio, transporte y turismo y las actividades primarias que en su conjunto restaron 1,8pp a la variación total del ISE (ver gráfico). Por su parte, las actividades que contrarrestaron el decrecimiento fueron la agrupación de administración pública y defensa, salud, educación; actividades artísticas y de entretenimiento, las actividades financieras y de seguros y las actividades inmobiliarias. En total, estas sumaron un aporte de 0,9 pp al crecimiento del ISE.
En los hechos destacados de las actividades en terreno negativo, cabe resaltar que el sector secundario lideró por mucho el decrecimiento global con una variación de -6,8%. Eso, producto del decrecimiento de la manufactura que se derivó de una reducción de la demanda general. Particularmente, se debe tener en cuenta que en 2022 gran parte de las industrias se preparaban para el día sin IVA del mes de junio y por eso incrementaban su stock de producto terminado. En el caso de minerales no metálicos, maderas y pisos que son insumo para la construcción, la baja demanda del sector se está abasteciendo de los inventarios y por tanto la producción no se ha dinamizado.
En el caso de comercio, las menores ventas en líneas de vehículos automotores, repuestos y combustibles contribuyeron negativamente en esta actividad que aportó -6,0pp al total del comercio minorista. Además, el alojamiento y transporte aéreo también registraron contracciones por el menor consumo de los hogares; si se tiene en cuenta que en abril se encontraba la semana santa, que se caracteriza por ser una temporada vacacional, el efecto negativo en tráfico es preocupante. Eso se agrava si se tiene en cuenta el incremento en la tarifa del IVA en el segmento y la coyuntura de algunas aerolíneas del mercado que han afectado la oferta total de tiquetes. Adicionalmente, el transporte de carga también se contrajo por una menor dinámica en los despachos de la industria y el agro, así como un decrecimiento de las importaciones.
Por su parte, en el caso de las actividades primarias se observa una menor dinámica en las exportaciones de algunos productos agrícolas como las flores y banano. La época de lluvias, que, si bien cedió terreno, dejó graves afectaciones en términos de los rendimientos de las cosechas y el valor de los insumos agrícolas, igualmente impactado por el dólar. Eso también ha afectado el sector pecuario que ha encontrado dificultades en el abastecimiento de alimento de ganado porcino y bovino.
En cuanto al terreno positivo, las actividades artísticas impidieron que la caída fuera más profunda en el periodo. Además, muchos eventos culturales y recreativos registrados principalmente en Bogotá dinamizaron el sector. De igual forma, las actividades financieras crecieron 5,0% en abril, impulsadas principalmente por el sector de seguros y las comisiones por tenencia de fiducias.
Finalmente, cuando se comparan las actividades con los niveles prepandemia, la economía se encuentra 7,8% por encima de febrero de 2020, justo antes de que empezaran los confinamientos por covid-19. Ese valor obedece principalmente al sector terciario que se ubica a 112,4% de su capacidad en ese mismo periodo. Sin embargo, lo contrarresta fuertemente el sector primario que no ha logrado superar los niveles prepandemia; con las malas noticias de abril, se ubica en 92,5% de su capacidad de generar valor agregado. Las actividades secundarias, que habían registrado un comportamiento positivo en meses anteriores, pierden terreno y parecen acercarse paulatinamente al mismo valor observado en 2020.
Con todo, la economía ha mostrado claras señales de desaceleración. Los crecimientos registrados en los últimos meses dan cuenta de que la generación de valor agregado disminuye y entramos en tiempos complejos. La contracción de 0.8% sorprendió a los analistas que, si bien esperaban un crecimiento bajo, no contemplaban una cifra en terreno negativo. El sector secundario fue con asombro el mayor afectado en abril y las dos actividades que lo componen tuvieron saldo rojo. Eso preocupa porque es un sector clave por el engranaje que representa para la economía.
Todo parece indicar que la política monetaria del Banco de la República empieza a hacer mella en las condiciones de crecimiento, incrementando el costo del dinero y limitando el dinamismo del consumo. Ese primer dato del trimestre deja abierta la posibilidad de modestos crecimientos en el futuro cercano. Teniendo en cuenta esa dinámica, en Anif consideramos que la economía crecerá en el rango de 1,2% a 1,6% en 2023, en la cual incorporamos la menor dinámica esperada en lo que resta del año y también valoramos la mejora relativa del primer dato trimestral del año que se ubicó en 3%.
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