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Analistas 11/05/2019

La apuesta por la energías renovables

Amylkar D. Acosta M.
Docente de la Universidad Externado de Colombia

Colombia siempre se ha ufanado de tener una matriz energética diversificada y limpia, habida cuenta que 66% de la base de generación de energía es de origen hídrico. Ello le ha valido una buena calificación tanto por parte del Foro Económico Mundial como por parte del Consejo Mundial de Energía, ubicándola entre los 10 primeros países en el escalafón. No obstante, la que ha sido considerada su mayor fortaleza, el preponderante componente hídrico en la matriz de generación, devino en su mayor vulnerabilidad debido al cambio climático, restándole confiabilidad y firmeza. Huelga decir que después de lo acaecido con la construcción de la Hidroeléctrica del Quimbo primero y más recientemente con Hidroituango, hacia el futuro la viabilidad de proyectos de esta envergadura será cada día más remota.

Ello explica, en gran medida, el hecho que en el último reporte de Responsabilidad Global 2018 de Bertelsmann Stiftungy y Sustainable Development Solutions Network Colombia está en el penúltimo lugar de Suramérica en el cumplimiento de los Objetivos del Desarrollo Sostenible, solo por encima de Venezuela. Colombia tiene un Índice de 66,6, que lo ubica en el puesto 74 a nivel mundial y en el 9º lugar en Suramérica. Suecia ocupa el primer lugar a nivel mundial con un Índice de 86 y Chile primero a nivel Suramericano con 72,8!

Y recordemos que Colombia fue el principal promotor e impulsor de los ODS, aprobados por las Naciones Unidas en 2015, habiéndolos adoptado mediante el Documento CONPES 3918 de 2018, en el cual se establece la estrategia para su implementación. De igual manera, adquirió un serio compromiso con el Acuerdo de París (COP21), que establece la hoja de ruta de la lucha contra el Cambio climático, el cual fue ratificado por el Congreso de la República mediante la Ley 1844 de 2017.

El mundo entero y Colombia no es la excepción están comprometidos con la transición energética, tendiente a migrar desde las energías de origen fósil, que tanto contaminan y contribuyen al cambio climático, hacia las fuentes no convencionales de energías renovables. Ello implica la reconversión de la matriz energética integrando a esta las energías alternativas. En este sentido, el paso más importante se dio con la expedición de la Ley 1715 de 2014, que las estimula e incentiva. Gracias a su implementación, en la más reciente subasta del cargo por confiabilidad se adjudicaron 1.398 MW de generación entre eólicos y solares, gracias a los cuales su participación en la base de proyectos de generación pasará en año y medio del 0,5% al 5%, poniendo la pica en Flandes. La ejecución de estos siete proyectos, cinco eólicos en La Guajira y dos solares en el Cesar, demandarán inversiones entre US$1.300 y US$1.500 millones y contribuirán a la meta de reducir el 20% de las emisiones hacia el 2030 con tres millones de toneladas de CO2. Ello contribuirá también a tener un sistema eléctrico más resiliente frente al cambio climático.

Se espera escalar sensiblemente esta capacidad instalada de fuentes de generación no convencionales con la primera Subasta convergente, a la que concurren generadores y comercializadores de energía, en junio próximo. En un primer intento en febrero pasado 27 empresas manifestaron su interés en participar en la modalidad de contratación de energía eléctrica a largo plazo, acogiéndose al Decreto 0570 de 2018 del Ministerio de Minas y Energía. Y 15 empresas más, con 22 proyectos de generación (17 de energía solar-fotovoltaica, cuatro de energía eólica y uno de biomasa) ofertaron la generación y venta de energía y, lo que es más importante, a precios competitivos.

Y no es para menos, dado el enorme potencial con el que cuenta el país, 29.500 MW en eólica solamente, equivalente a casi el doble de la capacidad de generación instalada, que es de 17.319 MW. Ello, gracias a que la velocidad del viento, 11 - 13 metros por segundo, es el doble del promedio a nivel mundial y niveles de irradiación que superan en un 60% el promedio a nivel mundial, la cual permite generar energía a razón de 6 a 7 kilovatios/hora por metro cuadrado al día (Kwh/m2/d). Valga decir que el mayor potencial de generación de energía a partir de fuentes no convencionales de energía renovable se concentra en el Caribe colombiano, especialmente en La Guajira.

En Plan de Desarrollo que se aprobó en el Congreso de la República se le da un renovado impulso a la transición energética, propendiendo por “un sector energético más innovador, competitivo, limpio y equitativo”. Se busca, además, según las Bases del Plan, la “consolidación de la integración de las fuentes no convencionales de energías renovables a la matriz energética”.

Nos parece, además, muy atinada la iniciativa de integrar una “Misión para la modernización de los mercados actuales y la promoción de la innovación”, contenida en el Plan. Dicha Misión, que cabe de ser integrada con 20 expertos nacionales e internacionales del más alto nivel, tiene como propósito avanzar “hacia un sector energético más innovador, competitivo, limpio y equitativo”. Según las declaraciones de la ministra de Minas y Energía, María Fernanda Suárez, los expertos que harán parte de la Misión para la transformación energética “construyendo la hoja de ruta para la energía del futuro” fueron seleccionados por su experiencia y conocimiento en los cinco focos estratégicos definidos, gracias al apoyo del BID y el Banco Mundial.

Los cinco focos a los que se refiere la Ministra son puntualmente: la competitividad, participación y estructura de mercado, en primer lugar; el rol del gas natural en la transformación energética, la descentralización, digitalización de la industria y gestión eficiente de la demanda, el cierre de brechas, mejora de calidad, diseño y formulación eficiente de subsidios y, por último, la revisión del marco institucional y regulatorio del sector. ¡Enhorabuena!

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