.
Analistas 24/01/2024

Fobias y filias ideológicas

Alfredo Sarmiento Narváez

Es evidente que la comunicación social y política en Colombia adolece de altos grados de toxicidad, suspicacia, exageraciones y omisiones que ciertamente dificultan el proceso de construir una comunidad de propósito como país y una comunión de sentido como nación.

Uno, entre muchos síntomas de la realidad descrita en el párrafo anterior, radica en la sobredosis de fobias y de filias, asumidas con cierto automatismo, en virtud de sesgos ideológicos, por parte de diversos sectores de la vida social, económica, política y cultural de nuestro país.

En la mayoría de casos, las filias que profesan algunas personas se confirman por una fobia complementaria, o viceversa, lo que configura un deterioro en el trámite de ideas que terminan reducidas a corralejas ideológicas; las ideologías son a las ideas, lo que la pornografía al erotismo, un envilecimiento, un reduccionismo, una pauperización, cuota inicial de sutiles o tangibles violencias.

Si decidimos hacernos filobolivarianos, casi que nos han enseñado que automáticamente debemos tener fobias contra Santander y viceversa.

Si somos filofederalistas hay que mostrar fobia a cualquier expresión central en asuntos propios de la gestión territorial.

Si somos filolibremercado tenemos que predicar ser estadofóbicos; si somos filoestatistas tenemos que que vociferar arengas de mercadofobia.

Hay filias y fobias que afectan el abordaje ponderado y constructivo de temas étnicos, religiosos, migratorios, económicos e identitarios. El lector a su criterio puede identificar diversas filias y fobias que se manifiestan en la trama social del país y en sus particulares contextos.

Toda filia y toda fobia, agenciadas desde las tribunas fanáticas de las ideologías, producen patologías psicosociales de insospechadas consecuencias políticas que hacen insostenible la convivencia social.

El ejercicio entusiasta de una u otra tampoco arroja luces en la solución de problemas éticamente necesarios de resolver y que revisten gran complejidad; y a manera de ejemplo, se puede afirmar que ni la aporofobia de unos, ni la filopobrecía, casi aporolatría, de otros, han permitido resolver de raíz los problemas asociados a la pobreza a nivel local y a nivel global.

Abocados ineludiblemente como estamos a la práctica de la comunicación social y política a fin de crear comunidad de propósito y comunión de sentido, es importante un acuerdo de todos que propenda por reducir y neutralizar fobias y filias ( también algunas latrías) de nuestro dispositivos educativos, culturales, mediáticos, políticos, económicos, si queremos hacer una apuesta consciente por una democracia sostenible y una convivencia edificante.

Conozca los beneficios exclusivos para
nuestros suscriptores

ACCEDA YA SUSCRÍBASE YA