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Analistas 16/04/2024

Ajustes regionales y sectoriales

Alejandro Vera Sandoval
Vicepresidente técnico de Asobancaria

A diferencia de muchos países en América Latina, Colombia tiene baja concentración de la población en su capital (15%-20%) y, más bien, es un país de ciudades y regiones. Gracias a diferentes velocidades de desarrollo y de exposición al mundo, esa regionalidad es fuente de grandes heterogeneidades e implica políticas públicas diferenciadas.

Por ejemplo, en la zona andina encontramos políticas más basadas en la industria y en un fuerte mercado interno, en la región caribe son necesarias políticas basadas en las regalías y el turismo, y en la periferia se debe iniciar por cubrir la gran falencia de bienes públicos y conectividad. Son esas Colombias diversas que siempre pintan en los planes de desarrollo de cada gobierno.

A nivel sectorial, Colombia también es heterogénea y ha venido teniendo una transformación. Las últimas décadas han sido testigo de un proceso donde los sectores secundarios de la economía (la industria principalmente) han perdido peso y los sectores de servicios o terciarios lo han ganado.

Aunque hay toda una discusión académica sobre las razones de este cambio, la realidad es que esto tiene importantes implicaciones de política económica. Aquí cabe destacar, los cambios en composición de empleo, ¿más o menos mano de obra calificada?, ¿menos formalización teniendo en cuenta que los sectores industriales son mayoritariamente más formales que otros sectores?, diferentes niveles de urbanización en las ciudades, y hasta diferencias en el recaudo tributario, donde una hipótesis de la caída en el recaudo reciente puede ser que los sectores que usualmente más contribuyen son los que justamente más se están contrayendo (la industria y el comercio).

Esto significa entonces que políticas como la fiscal que dirige el Ministerio de Hacienda, la laboral del Mintrabajo, y la sectorial que lidera el DNP, deben ser pensadas con esta nueva realidad. Y esto es más evidente cuando se cruzan ambas dimensiones: la sectorial y la regional.

Por ejemplo, según la encuesta mensual manufacturera territorial del Dane, 75% de la contracción industrial de 2023 fue explicada por la caída que tuvo este sector en Bogotá, Antioquia y el Valle. Y esas mismas tres regiones explican 84% de la reducción del empleo industrial en el último año. Eso significa que, en estas regiones caería, al menos en el corto plazo, el peso de la industria, y que, si se busca impulsar una recuperación industrial en el país, la política pública debería enfocarse más en estas zonas que en otras, donde incluso hubo leve crecimiento.

Y esto hace necesario involucrar a un actor clave que son las alcaldías y gobernaciones (líderes de la política pública regional), pues los cambios sectoriales dentro de las regiones también hacen relevante el ajuste en el diseño de políticas territoriales de empleo, educación y hasta de tributación (ICA).

Al final, no podemos dejar que los debates de coyuntura nos alejen de los cambios que puede estar teniendo la estructura económica del país. Si bien los cambios estructurales sectoriales a nivel regional requieren un estudio más profundo para identificar si son de largo plazo, en la coyuntura sí debe ser imperativo el trabajo articulado de las autoridades nacionales y locales para diseñar un plan de reactivación que tenga en cuenta las diferencias sectoriales y regionales, para impulsar el crecimiento a partir de ellas.

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