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Analistas 31/08/2019

Empresas transformadoras

Aldo Civico
Antropólogo y estratega de liderazgo
Analista LR

Quizás una de las tareas más urgentes que los lideres empresarial tienen hoy es recuperar la confianza del público en las empresas. Por ejemplo, un reciente estudio de Usaid ha revelado que en Colombia solo el 16% de los encuestados confía en los empresarios; un porcentaje irrisorio, considerando que, por ejemplo, las 1.300 empresas afiliadas a la Andi generan la mitad del Producto Interno Bruto, y que 500 de estas empresas generan inversiones de, al menos, $2,4 billones en proyectos sociales. Evidentemente esto no es suficiente para ganar la confianza de los demás.

Esta semana, la revista The Economist, resaltó que hay una tendencia entre las empresas a no conformase con que los negocios vayan bien, sino que también se preocupan por hacer el bien, o sea que tengan un impacto positivo en su entorno. Se está volviendo una idea común que las empresas además de cuidar los intereses de los accionistas tienen que cuidar los de la humanidad. De hecho, como lo resalta The Economist, para las empresas se están volviendo cada vez más importantes los criterios ambientales, sociales y de Gobierno, para decidir como asignar la inversión financiera. Estamos hablando de empresas con propósito. El CEO de Microsoft, Say Nadella, quien además es un apasionado de la neurociencia y la poesía, habla de una obligación moral de las empresas.

¿Estamos entonces repensando el modelo capitalista basado en la doctrina de Friedman? En la década de 1960, en su obra Capitalismo y Libertad, el economista Milton Friedman marcó el rumbo del mundo corporativo. Friedman postuló que las compañías no existen para el cambio social o el cuidado del medioambiente, sino para la búsqueda de ganancias para los accionistas, siempre que lo hagan en un mercado transparente, libre y competitivo. Pero el enfoque excesivo en la doctrina de Friedman ha traído también problemas sociales y económicos, y ha contribuido a la destrucción ambiental y a la fragmentación social. Hoy, hay quienes están convencidos que hacer buena empresa es también contribuir a la resolución de problemas globales. Colin Mayer, autor del libro Prosperidad, habla de corporaciones transformadoras, que lograrán recuperar la confianza del público en la medida que movilicen el capital a beneficio de la comunidad y de la sociedad. Sin corporaciones transformadoras, escribe Mayer, “el sistema financiero y el medio ambiente van a implosionar”.

Pero no puede haber corporaciones transformadoras sin líderes empresariales conscientes. Escribe Mayer que las empresas deberían promover líderes que formulen estrategias para fomentar el capital social, humano y natural. Eso significa realinear las empresas con un propósito superior, elevando de esta manera el estado y la importancia del capital natural, socialy humano. En Colombia hay varias empresas que no son extrañas a esta lógica; pienso, por ejemplo, en Celsia, empresa líder en el sector de las energías renovables y que según la medición global del Great Place to Work es uno de los mejores lugares del mundo para trabajar. Una prueba de que cuando una empresa es consciente y transformadora, le va bien a todo el mundo.

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