Cementos Argos avanza en su política de investigar e innovar con productos sostenibles y amigables con el medio ambiente. La firma, filial del Grupo Argos, continúa el desarrollo de materiales que el presidente de la holding, José Alberto Vélez, denomina cementos verdes.
Esto no es otra cosa que la producción de un insumo cementero, es decir, un sustituto del cemento, fabricado a partir de cenizas volantes de las plantas térmicas a carbón.
La iniciativa lleva en ejecución algunos años y según Vélez, consiste en aprovechar un desecho para volverlo en un insumo destinado al sector de la construcción. “Un subproducto de la generación térmica a carbón que es contaminante se utiliza, mediante unos aditivos, para producir un material cementero. Es utilizar algo que es un desecho en la producción de algo que puede sustituir el cemento. Eso tiene unas ventajas enormes”, sostuvo.
Vélez aclaró que se trata de un desarrollo que aún está en fases preliminares y en pruebas con una de las compañía de Estados Unidos.
“Estamos contentos con lo que hemos visto y estamos probando la resistencia de los materiales. Lo importante es que la compañía está enfocada en estudiar tecnologías diferentes para la producción de materias primas dirigidas al sector de la construcción”, sostuvo.
Otro de los pasos dados por Argos en su estrategia de producir con parámetros ambientales, es un proceso experimental que consiste en la captura de CO2 a través de esquemas de microalgas. El desarrollo se hace también en Estados Unidos. De este modelo hay un piloto en la Universidad Eafit de Medellín y la idea es aprovechar la habilidad que tienen estos microorganismos para capturar dióxido de carbono en el proceso de fotosíntesis y compensar las emisiones.
La compañía ha reforestado más de 8.000 hectáreas
La utilización de material minero energético en la producción de cemento hace que este insumo sea un alto emisor de CO2. Los fabricantes deben cumplir las normas ambientales pero también hacer compensaciones. Cementos Argos ha reforestado unas 8.000 hectáreas en diversas especies. El valor de los terrenos es de $25.000 millones y el precio de la madera sembrada supera esa cifra dos o tres veces. “Para compensar nuestras emisiones tendríamos que reforestar todo el Atlántico”, agrega el presidente del Grupo Argos, José Alberto Vélez.
