Nadie duda de la necesidad de pagar las grandes cuentas o facturas que ha dejado y va a dejar la pandemia, que se reflejarán ineludiblemente en el abultado déficit fiscal para este año, calculado en 8,6% del PIB. Se han esfumado unos $80 billones divididos en dos mitades de $40 billones; una para atender la calamidad, mientras que la segunda se da por la caída económica mirada desde el hueco en el recaudo.
“El objetivo es blindar la institucionalidad de CAF para que pueda seguir creciendo”