Un nuevo dolor de cabeza para Cárdenas

La primera vez que el reelecto ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, hizo pública su preocupación por el declive de la recaudación del sector petrolero fue en medio del clímax electoral del pasado mayo. Dijo con preocupación que el país enfrentaba perspectivas de reducción en la producción de petróleo, lo que en términos de tributos no quiere decir otra cosa que menores recursos al fisco en medio de un creciente gasto ad portas de un posconflicto.

El Marco Fiscal de Mediano Plazo que tiene diseñado el Gobierno Nacional tiene previsto una inminente disminución de los ingresos petroleros, pero el gran problema no es la planeación per se, sino que los recursos que se dejarán de percibir provenientes del petróleo se tendrán que sacar de los contribuyentes. Un escenario complejo máxime si se tiene en cuenta que el país tributario acaba de estrenar una reforma que aún falta por consolidarse.

La producción de un millón de barriles de petróleo diarios no se ha logrado sostener en el tiempo, una cantidad que es solo un referente, pues lo importante es el precio con que se vende en los mercados internacionales. Pero el karma de la industria petrolera colombiana no tiene que ver con tecnologías, ni con gestión en las petroleras más emblemáticas, sino con las trabas medioambientales, las licencias, los ataques guerrilleros y una nueva arista que es la que tiene que ver con el manejo de las comunidades que se han convertido en una verdadera piedra en el zapato para crecer la exploración y explotación de crudo en varias zonas del país.

Dice el Ministro que “hay una fuerte tendencia a ponerle trabas al sector petrolero, dificultades, por muchas razones y es necesario remover todos esos obstáculos para que el sector petrolero pueda seguir creciendo, porque cada peso de ingresos fiscales que nos genera el sector es un peso menos que dejamos de cobrar en impuestos a los colombianos”. Ese será el punto de partida de las discusiones de políticas públicas que están por venir y que tendrá el Congreso de la República como epicentro de lo que será una eventual reforma a las políticas energéticas, y  que ineludiblemente tendrán que relacionarse con la próxima reforma tributaria.

El análisis y el tratamiento de las llamadas rentas petroleras es una asignatura que tiene pendiente el Gobierno Nacional, pues los puntos de vista enfrentados son antagónicos. Los ambientalistas y protectores de los intereses comunitarios creen que debe haber mayor reversión social, mientras que el grueso de la población no entiende la ecuación de productores de petróleo versus la importación de gasolina y el subsidio al consumo. El reto de Cárdenas debe ser, más allá de cualquier postura, volver la renta petrolera desarrollo social.