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EDITORIAL

¿Todas las segundas partes son malas?

jueves, 14 de septiembre de 2017

El regreso de Cardona a la cartera de Transporte debe demostrar que maneja el tema, que va a avanzar y que no todas las segundas partes son malas

Editorial

El “nuevo” ministro de Transporte, Germán Cardona Gutiérrez, debe demostrarle al país que no todas las segundas partes son malas, como siempre ocurre con las películas de Hollywood más taquilleras y mejor criticadas en sus primeras versiones, pero que son un desastre cuando quieren repetir su éxito inicial. Es un hecho indiscutible que el país debe avanzar por el camino de mejorar sus infraestructuras, una afirmación que parece de Perogrullo, pero que se convierte en un imperativo para esa cartera, máxime luego de los estragos dejados por el huracán Odebrecht en el Gobierno Nacional. La salida intempestiva del director de la Agencia Nacional de Infraestructura, el lento cierre financiero de las llamadas 4G, el cero arranque de la Agencia Nacional de Vías, el sinsabor de la inauguración desenfrenada de obras públicas que no han comenzado o que gozan de grandes retrasos conforme a los cronogramas oficiales, y la captura de entidades oficiales por parte de funcionarios cuestionados, en varios departamentos del otrora Ministerio de Obras Públicas, obligan a demostrarle al país, en estos pocos meses que le quedan a su cargo, que es el líder que la infraestructura nacional necesita en estos momentos.

Cardona Gutiérrez, político caldense, regresó al mismo cargo que ocupó entre agosto de 2010 y mayo de 2012, lapso en el que se presentó la primera crisis de Cormagdalena y se no se avanzó cuando la infraestructura era considerada una “locomotora para el desarrollo”. El nuevo viejo ministro, tiene una fortaleza que es una debilidad: es un ingeniero constructor fundador de la firma Ingecon S.A. dato que le da conocimiento en el sector, pero que también genera cantidades de inhabilidades, a los ojos de varias firmas constructoras. El principal reto que tiene este remate de Gobierno en la esfera de la infraestructura no es otro que generar confianza entre los banqueros, pues más que saber de construcción y pertenecer al gremio, el nuevo ministro debe ser probo en los cierres de las vías de cuarta generación sobre las cuales se ha posado una nube de gran desconfianza desde la óptima de los banqueros. Cardona Gutiérrez le ha hablado más a los constructores que a los banqueros y ese ha sido uno de sus errores iniciales que han profundizado la desconfianza de los bancos y el sistema financiero, para que los cierres financieros sean una realidad. De nada valen las inauguraciones prematuras, el PowerPoint de las grandes obras si los bancos no han podido hacer sus cuentas. El otro frente, son las vías terciarias sobre las cuales poco se habla y casi nada se trabaja con los mandatarios regionales; es una mala señal tanto silencio en una época electoral en donde los alcaldes y gobernadores necesitan mostrar avances en esas carreteras que son verdaderamente las obras que consolidarán el cese del conflicto armado. Hay que apurar los compromisos de este Gobierno con las regiones. El plan 51/50 que mejorará las vías terciarias de 51 municipios que fueron históricamente afectados por el conflicto armado está solo en presentaciones de los funcionarios, la maquinaria no se hace presente o está parada y el nuevo viejo Ministro sigue en plan inducción sin apurar a todas las entidades que tiene bajo control. La milimetría politiquera puede frustrar uno de los grandes avances que tenía por mostrar este Gobierno: el avance en las vías.

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