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Ecopetrol es la empresa más importante del país y una de las más destacadas en la región, vive un momento de incertidumbre que no debe profundizarse, la palabra la tiene el Gobierno
El momento bursátil de Ecopetrol no es bueno desde que sus papeles cotizan en la Bolsa de Valores de Colombia y en Wall Street. La petrolera estatal comenzó su historia en el mercado secundario estadounidense el 11 de septiembre de 2008 y en la Bolsa de Valores de Colombia, BVC, el 28 de noviembre de 2007, es decir, cumple unos tres lustros de prometerles a sus socios y accionistas buenas decisiones; es más, para las arcas nacionales, la compañía es vital, pues cada año le mete al torrente financiero del Estado unos $15 billones en promedio, cifra que corresponde a una reforma tributaria.
Desde hace un par de años, Ecopetrol es dueño de Interconexión Eléctrica S.A., ISA, que es otra de las empresas líderes en Colombia y de la cual depende la transmisión de energía; el grupo empresarial abarca muchas compañías de talla mundial, que son dorsales para la economía colombiana, una historia que se ha construido desde hace más de 70 años con gran tino gerencial.
Colombia es un país productor de petróleo (800.000 barriles diarios), que cuenta con gas, reservas de 2.373 giga pies cúbicos, cantidad para unos siete años, tiene una red de oleoductos (900 kilómetros) y dos refinerías que satisfacen una buena parte de la demanda interna, y exporta hidrocarburos para generar las divisas, pues Ecopetrol es responsable de 40% de las exportaciones nacionales.
Las cifras de la empresa hablan por sí solas: sus ingresos superan los $143 billones, cifra que equivale a 9% del Producto Interno Bruto; las transferencias a la Nación son de casi $60 billones entre dividendos, impuestos y regalías; es decir, equivalen a 11% del Presupuesto General de la Nación, una cifra nada despreciable si se tiene en cuenta el lío en el que está el Gobierno ahora, que debe decretar el monto para 2025.
Pero esta semana, muy a pesar de sus números, ha tenido pésimas jornadas bursátiles. La acción volvió a ser noticia luego de que JP Morgan redujo el precio objetivo del ADR de US$12 a US$8,5, decisión que ya habían tomados otros bancos de inversión. En la bolsa colombiana, los malos números no se han hecho esperar y el papel está en torno a los $1.800, una de las cifras más bajas de su historia. Los precios, tanto del ADR en Nueva York como de la acción en Colombia, son indicadores determinantes de la salud económica del país.
La confianza país reside en la acción de la petrolera, en una suerte de sentencia que dicta: si a Ecopetrol le va mal, al país le irá peor, y eso es lo que está sucediendo en este momento en que las cifras de los mercados internacionales son malas y la pugnacidad interna política ha debilitado la credibilidad de la compañía.
La guerra de Ecopetrol no está perdida, hay crisis por pequeñas batallas que no se pueden dejar escalar, situación que le debe hablar al oído al Gobierno Nacional y tiene que hacerle entender que debe redireccionar sus políticas en torno a los productos extractivos y, sobre todo, su cuidado en los gobiernos corporativos de las compañías en las que tiene participación.
Solo garantizando juntas directivas probas, que tomen decisiones desde el conocimiento y no la ideología, se puede salvar la salud de las empresas estatales como Ecopetrol, que son necesarias para sacar a millones de colombianos de la pobreza.
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