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El Servicio Geológico acaba de celebrar cien años con un evento en donde se destacó la función de la institución y la geología mundial
A comienzos del siglo pasado, el gobierno de Rafael Reyes le pidió a alcaldes y gobernadores que le enviaran al Ministerio de la Instrucción Pública muestras de minerales, rocas y fósiles de su región para ser investigadas. La idea era estudiar esos reportes, pero no se sabía quién lo iba a realizar porque en Colombia no había geólogos. Más tarde, hubo que abrir la “importación” de científicos en la materia para lograr ese loable cometido. Particularmente, el país necesitaba con urgencia carbón para mover sus ferrocarriles por la imposibilidad de traerlo de afuera por la Primera Guerra Mundial. Ese fue el embrión para que luego, en 1916, se creara la Comisión Científica Nacional, mucho antes que otras entidades como el Ministerio de Minas y Petróleos.
Con el paso de los años fue creciendo la necesidad de conocer la riqueza nacional, pero también sobre los riesgos asociados a la naturaleza. En 1938 se convierte en el Servicio Geológico Nacional que va hasta 1968, año en que nace el Instituto Nacional de Investigaciones Geológico-Mineras (Ingeominas), pero gradualmente se le van acomodando funciones burocráticas como la expedición de licencias mineras y otros asuntos. Desde 2011 vuelve a retomar su función principal, la investigación geológica y su nombre recupera la identidad de Servicio Geológico Colombiano.
Todos los estudios básicos para la construcción de represas hidroeléctricas, el trazado de carreteras y vías férreas han sido hechos con el aporte científico del Servicio Geológico y proyectos como El Cerrejón, Cementos Boyacá y Acerías Paz del Río han utilizado las investigaciones básicas de la entidad. A comienzos de los años 50 del siglo pasado recibió la concesión de mares de la Tropical Oil Company, que luego la entregó a la naciente Ecopetrol. El país no estaba preparado para enfrentar la exploración y explotación petrolera, dada la falta de conocimiento en razón de que las empresas extranjeras no tenían obligación ni interés en capacitar a personal colombiano y menos suministrar la información geológica. El Servicio Geológico arrancó esa tarea con gran visión futurista de explorar preliminarmente diferentes regiones, a medida que los estudios geológicos básicos iban permitiendo definir blancos de exploración en Caquetá, Putumayo, el Río Magdalena, la sabana de Bogotá y Urabá.
Las investigaciones sismológicas y vulcanológicas han sido otra gran contribución del Servicio Geológico. La necesidad de que el país contara con una red sismológica y con estudios sistemáticos de amenaza sísmica fue evidente a raíz del terremoto de Popayán, en 1983, por lo cual se expidió un año después el Código Colombiano de Construcciones Sismo Resistentes y se empezó la tarea de concertación entre las instituciones interesadas en organizar la Red Sismológica Nacional, que quedó bajo la responsabilidad de Ingeominas.
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