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EDITORIAL

Los chinos entre el Metro e HidroItuango

sábado, 13 de mayo de 2023

La apuesta de los chinos por quedarse con grandes obras en el país se está redoblando, muy interesante, pero debe haber resultados más que obras atrasadas y empezadas

Editorial

Solo en Brasil, las empresas de ingeniería de China han conseguido en los últimos dos años más de 30 nuevos proyectos por un valor que supera los US$6.000 millones. El gobierno de la segunda economía más poderosa del mundo tiene los ojos puestos en todos los países de la región a través de una decidida apuesta por quedarse con las grandes obras de infraestructura que les permitan entrar a América Latina durante las décadas por venir, lo mismo había hecho años atrás en África y algunos países del sudoeste asiático en los que transformó sus economías. Hoy por hoy es el primer inversionista del continente a través de compañías estatales y privadas con más de US$100.000 millones anuales, un monto nunca registrado en la historia de América.

El segundo país con mayor inversión es Perú, en donde funcionan unas 200 compañías que han derramado US$30.000 millones en varios sectores de la economía, especialmente la minería y la agroindustria. El otro destino es Chile, en donde han llegado casi un centenar de empresas, casi todas mineras, que apuestan por el crecimiento inorgánico en energía, cobre, oro y poliminerales, no tanto en la infraestructura como en Centroamérica.

Es llamativo que también tienen inversiones en agro, alimentos y bebidas. El año pasado el intercambio comercial entre Chile y China fue de US$55.000 millones, monto que lo convierte en el mayor aliado comercial. México y Argentina no se quedan atrás y cada vez más ven como las estatales chinas llegan a su mercado metiéndose en negocios antes exclusivos de estadounidenses y europeos.

En Colombia, en tanto, operan un total de 21 compañías chinas en sectores como infraestructura, logística, automotriz, entre otras. En Colombia, los chinos ejecutan unos 40 proyectos como el Metro de Bogotá y dos obras 4G que conectan el centro del país con el Caribe; varios gobiernos nacionales han tenido acercamientos con su homólogo chino para ahondar en obras faraónicas como el megapuerto sobre el Pacífico, el soñado tren que conecte a Buenaventura con Barranquilla, la interconexión eléctrica andina y centroamericana y hasta el gran oleoducto que saque petróleo del Golfo de Maracaibo por el puerto colombiano en el Valle del Cauca.

Por ahora, lo único cierto es que están haciendo el la primera línea del Metro de la Capital, en donde han quedado mal en la entrega de los diseños finales a la espera de que la administración Petro le gane el pulso a la Alcaldía Mayor y lo reconvierta en subterráneo.

La autopista 4G Mar2 que conecta el occidente antioqueño y Urabá, en manos de China Civil Engineering Construction Corporation, está colgada, y el proyecto de Regiotram en Cundinamarca, no ha salido de las maquetas, no obstante, hay un puñado de constructoras chinas que quieren quedarse con las obras finales de Hidroituango, tal como se había especulado el año pasado cuando se intervino la obra.

Son más de US$3.000 millones en grandes obras de infraestructura que tienen los chinos en Colombia, pero aún no se ve mucho avance ni tienen nada real para mostrar. Incluso las inversiones en minas y algunas empresas de tecnología y alimentos no se han consolidado y las grandes inversiones de alto impacto social no maduran. Muy bien por esas inversiones, nadie duda del poder económico chino, pero más que ganar licitaciones y comprar empresas tienen que mostrar resultados.

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