Líos que debe enfrentar la economía global

Las reuniones de primavera de la banca multilateral, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que empiezan esta semana, son una suerte de hoja de ruta para saber lo que le sobreviene a la economía global para el segundo semestre del año.

Lo primero y más importante tiene que ver con las presiones que ejercen las tasas de interés de los principales bancos centrales sobre la actividad económica, una decisión que está asfixiando el crecimiento y ligada a la necesidad de atajar la inflación, acción que no ha dado resultados.

El segundo lío es el choque del petróleo tras la decisión de recortes de un millón de barriles diarios por parte de la Opep+ (Rusia) que atiza más inflación vía costo de los combustibles; el tercer problema que empieza a emerger, y que es heredado de la pandemia, es la deuda externa de muchos países que tuvieron que financiar las vacunas y la atención sanitaria con plata externa.

Un cuarto tema neurálgico es la financiación para cambio climático, asunto que se ha tocado en todas las reuniones de países, pero que aún no cuenta con la financiación necesaria para darle luz verde. La dominancia del dólar en la economía, y que puede perder su trono como moneda refugio, es otra de las cosas que más preocupa a las entidades multilaterales ante la cada vez mayor transabilidad de las monedas digitales y las criptomonedas, que si bien aún generan desconfianza, sí hacen parte de la realidad futura.

Un sexto punto de preocupación es la decisión de tasas de Japón, que puede comprometer el crecimiento económico; y, finalmente, los dos últimos temas son bélicos en pleno desarrollo: la guerra entre Rusia y Ucrania y las tensiones políticas entre China y Taiwan, problemas geopolíticos y económicos que no han llegado al escalonamiento global, pero que amenazan la seguridad comercial internacional, en especial una eventual confrontación entre “las dos chinas”, que dado su poder en la fabricación de los chips y semiconductores, 70%, de los producidos en el mundo, acarrearía un frenazo en la entrega desde neveras hasta vehículos, pasando por celulares y computadores; algo que ya sucedió durante la pandemia y cuyas consecuencias solo ahora se empiezan a desvanecer. Y si a esto se suma que por el estrecho que separa a China de Taiwán pasa la mitad del comercio global, y que se vería afectado, sería una auténtica debacle.

Nadie duda que si esto ocurre habría una grave recesión mundial de varios años. Tsmc es la empresa taiwanesa fabricante de casi todos los semiconductores y chips, y suplir el volumen de fabricación sería casi imposible en un lustro, lo que paralizaría la producción de casi toda la tecnología bajo la cual se sostiene la llamada cuarta revolución industrial, el “internet de las cosas”, ante un conflicto de esta escala, lo que sería una ilusión.

Es un hecho que ante este escenario cientos de empresas en todos los países están reduciendo la dependencia y cambiando la cadena de suministros de la fabricación de chips de Taiwán. Si se revisan esos puntos que le sobrevienen a la economía mundial, no se puede ser poco más que expectante, pues la incertidumbre ya se ha instalado en toda la economía, al menos por este año. Hacía bastantes décadas que el panorama de estabilidad global no se veía tan comprometido en medio de una recuperación postpandemia.