El Gobierno se la juega con la reforma a la salud sin mensaje de urgencia, ahora todo depende de los congresistas
El ministro de Salud, Alejandro Gaviria, acaba de radicar en el Congreso de la República la más ambiciosa reforma al sistema general de salud desde 1993 tiempos en que nació la Ley 100, y que para bien o para mal transformó el sector al punto de convertirse en la ‘colcha de retazos’ que hoy funciona a medias en Colombia. Es una iniciativa audaz, bien estudiada, equilibrada y consciente de las fortalezas y debilidades de la economía. Ahora todo su enunciado -a través de nueve capítulos y 122 artículos- está en manos de los congresistas quienes en tiempo récord deberán entregarle al país una ley que asegure el servicio de los usuarios, entienda las necesidades de las regiones, saque de la bancarrota a las clínicas, rediseñe las empresas del sector y genere confianza a todos el servicio que está protegido constitucionalmente.
Pero el Congreso es el Congreso y está lleno de legisladores cargados de intereses particulares y fuerzas sectoriales que darán una discusión acalorada al proyecto de ley. Una cosa es lo que presentó el Ministro a las comisiones del ramo y otra muy distinta lo que va a salir de allí. Las fuerzas lobistas están preparadas para dar la pelea y mantener negocios oscuros que germinaron en medio del desorden que dejó la Ley 100 en el sector. Y que se debió a la falta de reglamentación del articulado en ese entonces y quien terminó dándole cuerpo a la ley fueron las tutelas. Bien podríamos decir ahora que el viejo marco de la Ley 100 empezará a ser un ancestro remoto de la nueva iniciativa y que el nuevo modelo que está por nacer a partir de este proyecto -que a nuestro juicio está bien concebido y aporta varias fórmulas interesantes- llevará a la salud de los colombianos a otro nivel de desarrollo.
Son muchos son los críticos y escépticos que opinan sobre el tema o dictan cátedra y quienes siempre observarán el vaso medio vacío, más ahora que el ambiente político sube en su temperatura preelectoral. La reforma a la salud no trata de reelección o no; de diálogos en La Habana o ruptura de las conversaciones de paz; de paros cívicos politizados o no paros; se trata de un servicio vital para todos las personas que no está funcionando adecuadamente porque hubo personas y empresas que amañaron una estructura bien configurada en su momento cuando nació la Ley 100. Con los dineros de las EPS se construyeron campos de golf, se pagaron costosos e inoficiosos viajes, se hicieron inversiones inmobiliarias, toda una suerte de actividades que oxidaron el sistema ante los ojos complacientes de los gobiernos de turno.
Estamos seguros que el ministro Gaviria y sus colegas de la política coyuntural (Interior y Hacienda) sabrán sacar esta reforma en un Congreso complicado por la temporada, pero consciente cuando quiere trabajar en función del país.