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EDITORIAL

La chocante palabra cartel y los libros de economía

viernes, 5 de junio de 2015
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El uso de la palabra cartel en las investigaciones de libre competencia no se puede eliminar de las noticias porque es muy dura para los colombianos.

El superintendente de Industria y Comercio, Pablo Felipe Robledo,tiene en sus manos un detallado de informe elaborado por sus funcionarios delegados que le piden sancionar a varias empresas y personas del sector azucarero por incurrir en una de las prácticas más frecuentes en contra la libre competencia llamado cartel. Está en curso el desarrollo de la investigación y hay 20 días para que los comprometidos aporten más pruebas y el Superintendente pueda exponer el caso en el Consejo Asesor de Competencia para fijar las sanciones del caso.

Es casi lo mismo que ha ocurrido con los papeleros, los cementeros y de una u otra manera con los arroceros, todos investigados por conductas que van en contravía de la libre competencia y perjudica a los consumidores, quienes al final siempre pagan dichas prácticas. Si bien, las investigaciones y los pronunciamientos finales están en desarrollo, la opinión pública debe saber el estado de las cosas, y sobre todo llamarlas por su nombre. Los implicados se han mostrado muy afectados por usar la palabra cartel en las informaciones relacionadas, y pueden tener razón en un contexto como el colombiano donde la expresión tiene una carga tenebrosa, pero es la palabra que se enseña en los libros de economía en los capítulos sobre mercados; incluso en algunos países hay instituciones con ese nombre. Por ejemplo en Alemania la entidad que investiga esas prácticas contra la libre competencia se llama Bundeskartellamt, responsable de la regulación y de los derechos de los consumidores.

Los implicados deben concentrar sus esfuerzos en explicarle a los colombianos la naturaleza de sus prácticas, pero no en lanzar una cruzada muy curiosa contra la palabra cartel. Lo mismo sucede con la palabra patrón que es usada por el Código Sustantivo del Trabajo, pero proscrita en ciertas situaciones y regiones. El caso de la cartelización en el sector azucarero no es nuevo, los productores asociados en Procaña ya habían denunciado ante la misma autoridad una situación similar hace pocos años.

Técnicamente, un cartel obedece a la situación en la que una empresa o una asociación controla la gran parte de la producción en un mercado. También puede ser un acuerdo entre dos o más empresas pertenecientes a un mismo sector, con la finalidad de reducir o eliminar la competencia; controlar la producción y la oferta en el mercado, afectando los intereses de los consumidores. Los textos definen que “en un cartel, al igual que en monopolio, las empresas obtienen el máximo beneficio posible, pero a diferencia de este, los beneficios que hubiesen obtenido en ausencia de acuerdo, se reparte entre los productores que cooperan”.

El colmo ahora sería que los carteles investigados se cartelicen en contra de la autoridad que los investiga.

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