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Cuando el Batallón Colombia participó en el conflicto coreano, nuestro país despuntaba en la economía de mercado, ahora el país asiático lidera en patentes y multinacionales
Hace poco más de 70 años, el 25 de junio de 1950, soldados comunistas de Corea del Norte, apoyados por China y la Unión Soviética, cruzaron el Paralelo 38 para invadir Corea del Sur en donde había bases militares de Estados Unidos. La acción desató un conflicto que redibujó las fronteras de la cuenca del Pacífico y sembró tensiones geopolíticas que hasta hoy se mantienen. El 27 de julio de 1953 se firmó el Acuerdo de Armisticio mediante el cual se partirían los dos países, uno completamente retrógrado y pobre: Corea del Norte, uno de los últimos reductos del comunismo a ultranza, y otro, Corea del Sur, rico y desarrollado que no lidera los listados mundiales de competitividad, patentes y grandes corporaciones, sino que tiene un ingreso per cápita superior a los US$40.000 y un PIB diversificado industrial de 39,4%, servicios 57,6%, desempleo 3,2% y agricultura 3%. La población es la misma de Colombia, pero mucho más pequeño en territorio; la pregunta de la anécdota histórica es qué hizo la clase dirigente de Seúl para dar un salto enorme en el progreso y bienestar y qué pasó con Colombia que pareciese haberse estancado, eso si se compara de tú a tú con el otrora “tigre asiático” hoy epicentro de la verdadera cuarta revolución industrial enfocado en la salud y las nuevas tecnologías.
La comparación ya la hicieron Daron Acemoglu y James Robinson en su exitoso libro, ¿Por qué fracasan los países? (Deusto, 2012) en el que exponen a través de diversos casos de comparación, que “los países fracasan cuando tienen instituciones económicas extractivas, apoyadas por instituciones políticas extractivas que impiden e incluso bloquean el crecimiento económico”. La clase dirigente coreana puso a andar en los años 60 estructuras empresariales de propiedad mixta ubicadas en sectores estratégicos para el mercado interno y externo, a esos verdaderos emprendimientos les llamó “chaebols”, bajo los cuales se desarrollaron multinacionales como Samsung, Hyundai, SK Holdings, LG Electronics y Kia Motors, entre otras muy reconocidas en todo el mundo.
Una apuesta deliberada por hacer empresa, fortalecer la economía del mercado, respaldar las instituciones y mano dura contra la corrupción, logró que el país -al cual 4.750 jóvenes soldados colombianos fueron a salvar hace poco más de siete décadas- no solo nos superara, sino que hoy sea el verdadero ejemplo de superación y resiliencia empresarial. Y no se quedaron allí, hoy son ejemplo de la verdadera economía naranja con el K-Pop, su industria musical enfocada en conquistar Estados Unidos, la cuna del pop. Fórmula económica, que en 2017 registró ventas por US$4.700 millones; y sus canciones, más que arte, son un producto, por lo que este fenómeno, al que también se le conoce como la Ola Coreana (Korean Wave o Hallyu) y que se está tomando el mundo, puede ser considerado el mejor ejemplo de las industrias creativas.
En hora buena el presidente, Iván Duque, visitó a ese país con humildad diplomática para que nos puedan transferir algo de su probado exitoso modelo económico. Sin lugar a duda, más que China e incluso Japón, es Corea del Sur el país en la cuenca del Pacífico que bien pudiera ayudarnos a desarrollar el Pacífico colombiano de cara a nuestras escasas exportaciones a esa región del mundo.
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