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EDITORIAL

Hay que limpiar una institución vital del Estado

miércoles, 20 de agosto de 2014
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A Maya le corresponde poner en orden la Contraloría, una de las instituciones más importantes del Estado colombiano. 

Al igual que el Banco de la República, la Contraloría General son instituciones hijas del gobierno conservador de Pedro Nel Ospina y de la comisión de economistas encabezados por Edwin Walter Kemmerer, quienes reorganizaron las finanzas públicas colombianas durante los primeros años de la década del 20 en el siglo pasado. Con el nacimiento de la Contraloría no solo se eliminaron otras dependencias del gobierno central como la Dirección General de Contabilidad o la Oficina Nacional de Estadística, sino que asumió las funciones de la Tesorería General de la República, la administración de Aduanas, Correos y Telégrafos. Era otra Colombia, un país en pleno proceso de institucionalidad que fue reforzado en 1991 cuando a la dependencia se le pusieron funciones claves para la modernidad como fueron el control, la vigilancia fiscal y una auditoria total de los entes objeto de control fiscal. Pero, eso son las normas rectoras y otras son las personas que han pasado por allí.

Desde 1990 hasta 2014, han desfilado por la Contraloría General de la República siete políticos de gran renombre y trayectoria, pero sus malas actuaciones al interior de la institución han manchado su gestión, ubicando a la entidad entre las menos creíbles del Estado. Entre 1990 y 1994 pasó por allí, Manuel Francisco Becerra, de ingrata recordación; le recibió en el cargo David Turbay, también envuelto en escándalos; luego llegó Carlos Ossa Escobar, polémico economista codirector del Emisor, pero de paso escandaloso en la entidad. Ya entre 2002 y 2006, fue contralor, Antonio Hernández Gamarra, abogado y economista de la Universidad Nacional, quien ha sido el único de papel intachable en ese cargo. Julio César Turbay Quintero estuvo entre 2006 y 2010 sin mayores logros y finalmente llegó Sandra Morelli Rico, quien le tendrá que entregar el cargo a Edgardo Maya  en los próximos días en medio de una delicada acusación por parte de la Fiscalía.

Como vemos no se puede hacer un balance de gestión, sino un prontuario de muchos de quienes han pasado por la Contraloría en la historia reciente. Ahora los colombianos solo le pedimos al nuevo Contralor General que no sea inferior a los retos que la Constitución le ha puesto de vigilar de manera previa los contratos públicos, la ejecución de los proyectos, en términos generales, el buen estado de la logística gubernamental, en un momento histórico para Colombia en la que el país político y social camina con paso firme hacia el reordenamiento del presupuesto público, en función con los objetivos, los logros y las metas del fin del conflicto. Lo que haga el contralor Maya es clave para la Colombia que se está construyendo y que ojalá no pierda el impulso de desarrollar la primera generación que disfrutará plenamente de un país sin guerra interna.

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