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La liquidación del ‘hedge fund’ Archegos provoca el pánico en la banca de inversión y alerta sobre la sensibilidad de las finanzas en medio de una economía global bastante débil
El primer trimestre del año va a cerrar en medio de una nube que se cierne sobre los mercados secundarios y la banca de inversión, luego de que la compañía financiera japonesa, Nomura, y la empresa de servicios financieros suiza, Credit Suisse, anunciaran pérdidas considerables que arrastraron los índices de las bolsas de valores de todo el mundo como consecuencia de la venta inusual de activos “para deshacer posiciones tras los incumplimientos de Archegos”, un fondo de capital que incumplió garantías conocidas como ‘margin call’; una de esas crisis inesperadas que encienden las alarmas sobre la debilidad de los mercados cimentados en una economía que no se repone de la crisis derivada del covid-19.
La quiebra del ‘hedge fund’ Archegos ha puesto en aprietos a Nomura y Credit Suisse en proporciones inesperadas. Las acciones de Nomura se desplomaron 16% en la Bolsa de Tokio, mientras que las de Credit Suisse reportaron caídas superiores a 10%. No sobra decir que otras entidades globales como Goldman Sachs y Morgan Stanley, también tienen a Archegos Capital Management entre sus clientes y las consecuencias de esta noticia aún son prematuras y este tipo de noticias lo único que hace recordar es aquella frase raída que dice “no se trata de preguntar si habrá otra crisis financiera global, sino cuándo sucederá”. El inesperado suceso financiero que es protagonista en toda la prensa mundial especializada se suma a la tercera ola de contagios de coronavirus que ha vuelto a poner en jaque la reactivación de las economías desarrolladas y ha puesto en stand by a las emergentes que no han logrado que los planes de vacunación generen optimismo sobre cuándo se saldrá de la trama del virus y en qué momento llegará la nueva normalidad.
Hay indicios que no se pueden pasar por alto y tienen que ver con los pronósticos sobre el desempeño económico del mundo para este 2021 que ya cierra su primer trimestre, lleno aún de mucho pesimismo e incertidumbre.
Hace pocos meses, Nouriel Roubini, identificó algunos eventos que podrían afectar las finanzas mundiales que podrían acarrear una “grandísima depresión” tras la pandemia. El economista plantea que la actual recesión que golpea la economía global lo hace en muy mal momento, “pues ya se estaba lidiando con problemáticas financieras, políticas, económicas, sociales y ambientales, que se han visto agudizados por el impacto del covid-19 (...) Luego de la crisis financiera de 2007 a 2009, los desequilibrios y los peligros que impregnan la economía global fueron exacerbados por errores en las políticas. De ese modo, en lugar de abocarse a los problemas estructurales que revelaron el colapso financiero y la recesión subsiguiente, los gobiernos patearon el asunto para adelante, lo cual creó riesgos de impacto negativo que hicieron inevitable otra crisis”.
Uno de los elementos que denuncia Roubini es el déficit y los riesgos que llevan la deuda de muchos países y el eventual cese de pagos. “La política para responder a la crisis del covid-19 conlleva un aumento enorme del déficit fiscal, del orden de 10% del PIB o más, en un momento en que los niveles de deuda pública en muchos países ya eran altos, si no insostenibles”. Esta problemática también se reflejará en la pérdida de ingresos de los hogares y de las empresas, con lo que las deudas del sector privado podrían, también, volverse insostenibles. Insistir en que hay indicios que no se pueden pasar por alto.
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