EPM debe salir de inmediato de Isagen

La venta de la participación del Estado en la tercera generadora eléctrica del país, Isagen, ha destapado una serie de situaciones no muy claras que se mantenían ocultas sin mayores explicaciones de los responsables de la gestión pública de los activos del sector eléctrico. Nadie entiende por qué las Empresas Públicas de Medellín (EPM) mantenía una participación accionaria tan importante en la compañía mixta, siendo competidoras entre sí. La segunda generadora con casi un 25% del mercado tenía puesto en la junta y 14% de las acciones en la tercera generadora, que participa con 18% del mercado. Entre ambas controlaban cerca de 40% del mercado local. La situación destapa varias preguntas que el Ministerio de Minas, la Contraloría y la Superintendencia de Servicios Públicos (y quizá la Superindustria por eventual cartelización) deben responder.

Isagen era una entidad mixta antes de que el Estado enajenara 57% de su participación y la acción se transaba en a Bolsa de Valores de Colombia. Al contar con una propiedad tan alta, todas las movidas y decisiones de EPM afectaban la bursatilidad de Isagen. Poco se sabe de cómo se tomaban las decisiones en la junta directiva de Isagen cuando las dos empresas debían tomar decisiones que afectaran el mercado de la energía. Vale la pena preguntarse si Isagen y EPM competían entre sí o se aliaban en contra de inversiones privados como Celsia o el Grupo Energía Bogotá con sus empresas Codensa y Emgensa, ambas en joint venture con el Grupo Endesa de España.

Ahora no solo la Gobernación de Antioquia pide que se le entregue 10% de la venta de Isagen por ser una empresa privatizada que funciona en Medellín y explota recursos de ese departamento, una petición legal, pero ventajosa pues EPM mantiene una participación importante en la compañía y seguramente también deberá pagarle a la Gobernación parte del ingreso por la necesaria venta de sus acciones en la generadora privatizada. Poco a poco se empieza a develar que históricamente todo estaba dispuesto para que EPM se quedara con Isagen como varias voces se alzaban en Antioquia. La jugada podría haber tenido sentido, pero mejor si eso se hubiera hecho sobre la mesa en donde todos los colombianos se enteraran de las intenciones subyacentes.

Es lógico que EPM venda inmediatamente su participación en Isagen porque los dineros públicos de Antioquia no pueden destinarse para que un privado se beneficie abiertamente, en el caso del comprador Brookfield propietario de 57,6% de la participación accionaria. El Concejo de Medellín debe tomar una pronta decisión y si no aprueba la venta de las acciones tendrá que explicarles a los habitantes de Medellín y el Departamento porqué su dinero acompañará a la empresa multinacional en los proyectos que quiera emprender. Más aún cuando la inmensa mayoría de los medellinenses es contrario a la privatización de la joya de la corona paisa.