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EDITORIAL

El plagio y la copia no deben prosperar

martes, 23 de agosto de 2016
La República Más
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Más que desarrollar herramientas tecnológicas antiplagio, es más importante generar conciencia ética, y sobre todo, aportes inéditos. 

Como en ninguna otra época en la historia de la humanidad, la actual cuenta con una amplia gama de fuentes de conocimiento que le permiten a los estudiantes acceder a valiosa información que antes no estaba al alcance de la mano. Las bibliotecas físicas se han enriquecido con el material en línea, archivos electrónicos y una gran cantidad de textos virtuales que facilitan la documentación necesaria para realizar investigaciones, realizar trabajos universitarios y escribir tesis. Pero el gran salto en el conocimiento contemporáneo es que cualquier persona con una conexión de internet, desde cualquier lugar del mundo, puede construir trabajos académicos con enorme facilidad, es solo copiar y pegar. Poco a poco desaparece el exclusivismo científico, cultural y académico, obligando a las universidades a extremar sus controles para forjar verdaderamente una nueva cultura del conocimiento en donde sí se investigue, en la que se aporten nuevos elementos evitando la repetición, erradicando el plagio, construyendo trabajos inéditos y  descubriendo nuevos enfoques.

La reflexión nace del escándalo que sacude a México luego de comprobarse que su primer mandatario Enrique Peña Nieto plagió su trabajo universitario de graduación que le otorgó el título de abogado. La historia vuelve y se repite en las mismas circunstancias: Annette Schavan, Ministra de Educación alemana tuvo que renunciar por líos de fuentes en su tesis doctoral; Pál Schmitt, presidente de Hungría, copió de su tesis doctoral; Victor Ponta, ex primer ministro de Rumania, hizo lo mismo; Karl-Theodor zu Guttenberg quien fuera ministro de Defensa alemán, también tuvo que renunciar por plagiar, y recientemente el excandidato a la presidencia de Perú, Cesar Acuña, tiene un proceso abierto en la Universidad Complutense de Madrid por tal delito contra derechos de autor. Son solo cinco casos de muchos que se encuentran reseñados en diferentes medios de comunicación.

Los profesores universitarios y editores de medios de comunicación se ven expuestos a diario a esta situación y su tarea -más allá de encontrar plagio y problemas de estilo- es concientizar a los autores a que respeten los derechos de autor y citar de donde sacan la información de sus escritos. En el escenario universitario ha hecho carrera que en un texto académico solo debe citarse una cuarta parte del total del escrito, es decir 25% de los textos articulados para darle el marco teórico o el contexto. Existen en la actualidad muchas herramientas en internet que permiten comparar o revisar el material académico o periodístico y así determinar el porcentaje de similitudes. Más que desarrollar herramientas que identifican copia, hay que rescatar la ética de los autores y la conciencia de que lo que se escribe es inédito, que aporta nuevos enfoques y que verdaderamente se está haciendo ciencia o literatura.

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