El oráculo de las reuniones de primavera

Pasada la Semana Santa en Colombia, se viene el grueso de la realidad económica local e internacional a enfrentar para el cierre del primer semestre del año y preparar la prospectiva del cierre de este 2023, que será bien complicado.

Las reuniones de primavera del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial son determinantes para saber cuáles serán los impactos de la persistente inflación global, el recrudecimiento de la guerra en Ucrania, la tensión en el sudoeste asiático entre China y Taiwán, la pugnacidad política en Estados Unidos y el juego de ajedrez que siempre están departiendo los países de la Opep con Rusia a bordo.

Vivimos un mundo globalizado más interconectado que nunca en el que lo que esté sucediendo con China, Estados Unidos y la vieja Europa determina la realidad de los mercados emergentes, en especial lo que suceda con sus monedas y exportaciones.

Es un hecho que la movida de fichas de los petroleros al congelar un millón de barriles diarios, en lo que resta del año, es una suerte de milagro para países como Colombia que aún depende de las exportaciones de crudo, pues ésta movida no solo representa más dinero para las arcas nacionales, sino que ralentiza la devaluación de la moneda. Hay mucha expectativa sobre lo que tenga que decir la banca multilateral frente al rumbo de la inflación global, la incertidumbre de los combustibles e impacto en el transporte global, además de las reacciones, casi anticipadas, de las bancas centrales de seguir subiendo las tasas de interés.

Bien podría decirse que los economistas jefes hablarán no solo de inflación, guerra y combustibles, sino del impacto de estos flagelos en el crecimiento mundial, en un año en que todos los expertos pronosticaban recesión, o al menos, muy bajo crecimiento derivado de la sobre actuación de los emisores con las tasas de interés, sin medir las causas de esta receta que empieza a ser inoperante en casi todas las circunstancias.

Todos estos temas deben llenar la agenda de las llamadas Reuniones de Primavera de 2023 del Grupo Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, que se llevarán a cabo de forma presencial desde hoy lunes 10 de abril hasta el domingo 16 de abril en las sedes de ambas instituciones, en Washington con la asistencia de grandes economistas, ministros de Hacienda y algunos jefes de gobiernos.

La prospectiva que de aquí se desprenda será determinante para los planes de los ministerios responsables de la economía de los países, para revisar al alza o baja sus proyecciones de crecimiento económico, mirar con detalle las observaciones, y lo más importante las banderas rojas de los temas más coyunturales de lo que resta del año.

Seguro será un diagnóstico más exacto de este momento, menos romántico o soñador, pero sobre todo más real sobre el estado de la economía mundial, menos preocupaciones por el largo plazo y traslado a un segundo plano de temas que hasta antes de la pandemia venían estando presentes en el derrotero, como el calentamiento global, la sostenibilidad o los asuntos corporativos sobre el valor del dinero.

Sobre la mesa de estos bancos debe estar el costo de vida, la pobreza, el escalonamiento de la guerra, los temas de género y las piedras fundamentales para bajar la precariedad de las naciones que son grandes exportadores de inmigrantes, de las cuales no se escapa Colombia.