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Hoy Escocia define si las políticas de defensa, seguridad, relaciones internacionales, pensiones e impuestos serán propias.
Hoy se celebra en Escocia el referendo para decidir si sigue siendo parte de Reino Unido o rompe con 307 años de historia y se independiza de una vez por todas. Según la organización logística del evento, de ese país del norte de Inglaterra, los colegios electorales cierran a las 10 p.m. y los resultados se conocerán mañana 19 de septiembre. Se tiene previsto que 4,3 millones de residentes ejerzan su voto y para mayores alcances hacia el futuro votarán los mayores de 16 años de edad.
A la luz de los análisis de la prensa económico europea (Polo y Casado) esta jornada electoral fue todo un logro del Partido Nacionalista Escocés (fundado en 1933), que ganó una mayoría absoluta sin precedentes en el Parlamento en 2011. Inglaterra aceptó en 2012 la propuesta de los nacionalistas en el sentido de celebrar un referéndum para preguntar si quieren seguir siendo parte de la unión o prefieren separarse. La pregunta es muy simple, concreta sin ninguna interpretación: ¿Debería Escocia ser un país independiente? Y para saber el ganador simplemente es tener la mitad más uno de los votos.
El plan de los nacionalistas es por supuesto que gane el sí y que la independencia total pueda culminarse el 24 de marzo de 2016, cuando el parlamento de Escocia asuma todos los poderes y arme un gobierno alejado de las decisiones londinenses. La pregunta clave es si el eventual nuevo Estado va a pertenecer a la Unión Europa y si la libra esterlina será su moneda. De momento, los análisis de la prensa económica -Expansión de España- plantea que “los nacionalistas proponen mantener tres grandes instituciones británicas: la libra, el Banco de Inglaterra y a la monarquía, con la reina Isabel al frente. Pero los tres principales partidos políticos de Reino Unido han rechazado esta unión monetaria. Qué moneda tendrá Escocia es una de las grandes incógnitas y uno de los mayores riesgos de inestabilidad que ven las empresas”.
Los analistas de la situación política, Polo y Casado, dicen que “el primer ministro escocés Alex Salmond promulga que los escoceses tendrán una mejor calidad de vida al margen de Reino Unido, al afirmar que los ingresos procedentes del petróleo del Mar del Norte irán a parar directamente a las arcas de la hacienda escocesa lo que redundará en una mejora exponencial de los servicios públicos, como sanidad y educación. Salmond asegura que Escocia se parecerá más a los estados nórdicos, ejemplo mundial del Estado del bienestar”. No será un día de trámite para los ingleses, pues Escocia supone 8% de la población y 9% del PIB del conjunto de Reino Unido. Una cifra más contundente es que alrededor del 70% de las exportaciones (excluyendo petróleo y gas) van al resto de Reino Unido.
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