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EDITORIAL

Crecimiento en manos de Reficar y la altillanura

martes, 8 de septiembre de 2015
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La economía no ha aprendido la lección que le deja las bonanzas, de vivir del café pasamos a vivir del cuento del petróleo, pero sin ser petroleros.

 

Hace 60 años la economía delpaís experimentaba una de las bonanzas mejor aprovechadas por los mandatarios centrales. Eran los precios dorados del café que le permitieron al gobierno de facto del momento hacer algunas de las grandes obras de infraestructura que hoy en día disfrutamos, especialmente en Bogotá.El boom cafetero se repitió en los 70, perono fue bien aprovechado por un par de gobiernos liberales y a finales de los 90, nos creímos el cuento de ser un país petrolero, sólo por haber encontrado un par de pozos, Cusiana y Cupiagua, que a la postre no fueron tan prometedores como se vendieron en su momento. 

Desde que arrancó el nuevo siglo XXI,ya hace 15 años, la política de entregarle a multinacionales expertas la explotación de crudo en grandes bloques, llevaron a que el país entrara en un nuevo aire ‘saudita’ y que la promesa de vender un millón de barriles diarios nos metió en una corta ‘enfermedad holandesa’ que terminó abruptamente hace casi un año.

Hubo un pequeño interregno entre 2002 y 2010 cuando se registró una mini bonanza de minerales que también nos hizo soñar con unas inversiones de US$50.000 millones a una década parala explotación de oro, carbón, más níquel y algunas minas ubicadas, pero no explotadas, de coltán. Todo este repaso nos lleva a afirmar que el único gran logro exportador novedoso tiene que ver con el sector floricultor que nace en los 70 y que se ha convertido en una gran fuente de mano de obra en algunas regiones de país y un aportante silencioso al desarrollo agropecuario.

Los bajos precios del petróleo que rondan los US$45 por barril tienen un lado amable que es la sepultura de los síntomas de ‘enfermedad holandesa’ que intentaron profundizarse hace un par de años, peromás allá de verle ese lado amable a la pérdida de ingresos por petróleo, está el imperativo económico de ubicar nuevas fuentes de ingresos que eliminen el desbalance comercial o el déficit en la balanza exportadora para los próximos dos años. El primero es apurar la Refinería de Cartagena que bajaría las importaciones de productos petroquímicos y aumentaría la exportación. Y el segundo punto identificado es el urgente desarrollo agropecuario de la altillanura que está en capacidad de producir soja, sorgo, maíz y otro tipo de cereales que pueden hacer de esa región la verdadera despensa del país.

Si los ministerios de Minas y de Agricultura trabajaran seriamente de cara al país y le pusieran un cronograma para cumplirlo a estos dos grandes proyectos, la sincronización de compra de combustiblesy la sustitución de importaciones de cereales compensarían el bajonazo económico registrado durante 2015.

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