Luego de varios años arranca en septiembre la codificación postal en Colombia, un asunto simple pero crucial para los GPS
Las crecientes compras por internet o cibercomercio como ya se le denomina a esta nueva tendencia socioeconómica; la navegación satelital de los sistemas de georeferenciamiento o la simple facilitación logística de las direcciones, son solo algunas cosas que están pendientes en Colombia al no existir un moderno sistema de codificación postal, tal como ocurre en otros países. Hablamos del serial de dígitos que se usa debajo de las direcciones para facilitar la mensajería física, pero que ahora es determinante en un mundo cuadriculado por los satélites que ayudan a encontrar las direcciones y a moverse en grandes ciudades. Si vamos al grano podemos decir abiertamente que si Colombia no pone a andar los códigos postales se quedará anclada en el pasado.
El tema no es la vieja entrega de las cartas y postales que pocos conservan en tiempos de internet, el asunto tiene que ver más con el comercio electrónico global y los sistemas de GPS que ya tienen ‘mapeado’ casi todos los rincones del mundo. Los códigos postales que por lo general son seis números, algunos incluyen letras tal como lo hacen las placas de los automóviles, aparecieron en la década de los sesenta en Europa y rápidamente se esparcieron por varios países desarrollados. El tamaño de Colombia así como la densificación de sus ciudades ameritan que el sistema de códigos postales sea una necesidad apremiante.
Desde hace más de un lustro, Colombia hizo la tarea de dividirse en zonas postales, cada una de ellas con un código postal de seis dígitos, los dos primeros fueron asignados a los departamentos, los siguientes a zonas regionales y los dos últimos a cada zona municipal. Las capitales de departamento son las zonas número 00 y la tarea que se le asignó la Red Postal Nacional, pero la implementación ha ido a paso muy lento, al punto que solo hasta septiembre próximo se tiene previsto que todo el sistema se ponga en marcha. El asunto no es obsoleto tiene mucha vigencia y muchos convenios comerciales internacionales demandan una organización logística de esta manera.
Nunca es tarde para que en pleno siglo XXI cuando el comercio electrónico lo demanda, las ciudades y municipios colombianos puedan tener su propio código para evitar ubicaciones erróneas y ponernos a tono con las exigencias globales. Esta organización no tiene nada que ver con tecnología de punto, simplemente es adoptar un modelo de organización de trabajo que facilite labores por medio de el georeferenciamiento para facilitar el envío de compras por internet desde cualquier lugar del mundo. Septiembre suena muy lejos, pero es mejor hablar de ese lapso antes de pensar que sea una iniciativa que deba pasar por el Congreso.
