Alianza del Pacífico, ¿cuento chino?

En la cuenca del Pacífico está el mayor frenesí de crecimiento económico al tiempo que se mueven dos terceras partes del comercio internacional. Países como China, Japón, Corea del Sur y la costa oeste de Estados Unidos y Canadá, hace de este lugar en el globo, un espacio de crecimiento y de futuro sin igual. Al punto que desde 1989 existe el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico, Apec, un espacio regional que busca aprovechar la creciente interdependencia de los países con costas en el gran Océano; también funciona el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica o TPP, un tratado de libre comercio entre varios países de la cuenca del Pacífico que aborda políticas públicas en función de la zona. Pero Colombia no está en ninguno de esos tratado ni acuerdos, muy a pesar de tener una costa de 1.300 kilómetros sobre dicho mar, hemos vivido de espaldas al Pacífico. Una muestra de ello es que la región pacífica colombiana es la más pobre y atrasada del país. A los departamentos de Nariño, Cauca, Valle y Chocó los une el abandono de los municipios sobre el mar, más aún, no existen vías de comunicación terrestre que les brinde una oportunidad de desarrollo. Este olvido crónico de vieja data, ha hecho que muchos municipios de la Costa Pacífica colombiana estén capturados por los actores armados, léase narcotraficantes o por los políticos corruptos. Es un pesar que habla por sí solo: mientras el mundo habla de que la Cuenca del Pacífico es el motor de la economía global, en Colombia hacemos foros de desarrollo sobre el Pacífico en la Costa Caribe o en la Capital de la República. No es un asunto de este gobierno de turno, han sido todos los recientes los que no han querido mirar las oportunidades que brinda esa región a la economía doméstica.

Pero es tan fuerte la lección de economía que da el Pacífico al centralismo dañino, que por el único, maltrecho y olvidado puerto colombiano, Buenaventura, se mueve casi el 48% del comercio internacional y más de 60% de las importaciones provenientes de China y los otrora Tigres Asiáticos.

El 6 de junio de 2012, los gobiernos de Chile, Colombia, México y Perú, suscribieron un acuerdo de cooperación y compromisos en materia de flexibilización migratoria para avanzar en una conformación de un bloque hasta llegar a una integración profunda que aproveche los mercados de los países que hacen parte de la cuenca. La idea es buena pues como bloque económico Colombia, Chile, México y Perú suman 210 millones de habitantes, un Producto Interno Bruto por habitante cercano a los US$13.000 y tienen estabilidad macroeconómica y capacidad de ampliación anual de mercado.

Sobre el papel, las cosas son atractivas, sin embargo, el país político centralista no ha permitido que Cali se convierta en la capital del Pacífico colombiano conectado con Buenaventura que sería un verdadero “Puerto Hub” -con mayúsculas- que tenga la capacidad de funcionar como un puerto central y redistribuya carga a todas los mercados del interior del país. Es decir, un puerto en donde lleguen las líneas navieras de los diferentes países de Asia con materias primas para los empresarios e industriales y por donde las empresas puedan también exportar de manera eficiente. Por ahora ese es solo un sueño, pues son pocos los empresarios que quieren hacer negocios en un entorno dominado por el narcotráfico y la corrupción como es Buenaventura. Muy bien por la cumbre de la Alianza del Pacífico de la próxima semana en Cali, pero los gobernantes locales y regionales deben trabajar duro para que eso no sea un cuento chino.