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ANALISTAS

Tierra, paz e impuestos

viernes, 17 de junio de 2016
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Ataques van y vienen contra el programa de restitución de tierras del actual gobierno, promovidos por los mismos sectores de derecha que siempre han estado en contra del proceso de paz. Sin embargo, el exministro Juan Camilo Restrepo hizo una excelente defensa de este programa y desvirtuó los comentarios hechos a vuelo de pájaro por aquellos, exponiendo y controvirtiendo con argumentos sólidos las posturas supuestamente “democráticas”. 

En un país de terratenientes, a las elites políticas regionales y a sectores relacionado con estas, que han acumulado grandes extensiones de tierras, no les conviene este importantísimo programa que devuelve las tierras a los minifundistas despojados.

Pero más allá de esta discusión, la pregunta es: ¿por qué es tan importante la acumulación de tierras en un país subdesarrollado como Colombia?, ¿en qué se utilizan principalmente las tierras?

Según un reciente reportaje con Felipe Fonseca Fino, director de la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (Upra), de las 26 millones de hectáreas que se podrían utilizar para la producción agrícola, pecuaria y forestal, solo se utilizan 6,3 millones. Es decir, hay subutilización de la tierra de 24,23% para este uso. Pero, por otro lado, hay 8 millones de hectáreas de vocación ganadera, pero para estos menesteres realmente se utilizan 38 millones. Hay una sobreutilización de la tierra, por parte del sector ganadero de 375%. 

La ganadería utiliza 6 veces más tierra que la agricultura y esto porque seguimos en el siglo XIX y por un lado, la agricultura no se ha industrializado y por el otro, la ganadería sigue siendo extensiva más que intensiva.

Adicionalmente, la Upra recientemente publicó un interesante trabajo titulado “Mercado de tierras rurales productivas en Colombia”, dirigido por Jorge Iván González y por la coordinadora técnica Edna Cristina Bonilla, profesores de la Universidad Nacional.

Hablando de las fallas del mercado, el trabajo afirma: “El mercado de tierras sin control puede llevar a la concentración y al desplazamiento de los campesinos pobres. Como la tierra cada vez es más escasa, el libre mercado conduce a la exclusión

No hay duda de que una solución alternativa a la altísima concentración del suelo son los impuestos sobre la tierra. 

Siguiendo con el mismo trabajo, los autores afirman que: “La tributación sobre la propiedad tiene dos grandes impactos: i) obliga a un uso adecuado y eficiente del suelo de acuerdo con su vocación agroecológica y las posibilidades de ventajas competitivas, ii) desactiva el factor especulativo impidiendo que las tierras se acumulen con el único propósito de generar rentas, sin retribuir nada a la sociedad”.

Colombia  tiene una de las tasas efectivas de tributación más bajas sobre la propiedad rural y la tierra en Latinoamérica, por lo que a ciertos sectores les favorece la acumulación.

La lucha por la tenencia y el uso de la tierra en Colombia lleva más de un siglo y ha llevado a los pasajes más siniestros de nuestra historia, aun antes del boom del narcotráfico. Una pelea desigual que solo se puede frenar con regulación sobre la propiedad y con impuestos proporcionales a las rentas de la tierra.

La paz, las leyes de restitución de tierras y los impuestos sobre la propiedad rural no van a acabar completamente con la violencia, pero son un paso importante en la dirección correcta hacia una mejor Colombia para nuestros hijos.

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